Dicen por ahí que el que no sirve… ¡no sirve!

Hemos hecho un gran recorrido hasta aquí. Han pasado 11 meses y 11 propósitos, y esperamos que tu vida sea muy diferente comparada a cómo era en el pasado enero.

A poco más de 30 días de terminar el año te voy a compartir en qué consiste el propósito de noviembre, y es servir. Ahora, quiero ser claro: servir en un ministerio no es tener un cargo en tu iglesia, es poner tus habilidades, tus capacidades y tus dones al servicio de Dios y otros para edificar y solventar necesidades. Claro que si te dan un cargo, está muy bien, pero el servicio no son los cargos.

Servir en un ministerio es dar lo que eres y lo que tienes en lo que Dios te ha dado a administrar, sea tu hogar, tus finanzas, vidas que discipulas, tareas que desempeñas en cualquier lugar. El que es fiel en lo poco, será puesto en lo mucho.

Sirve para madurar

¿Quieres crecer, madurar e impulsar a otros? La única manera es servir. Desgraciadamente, es común que ministros y creyentes en general que predican, aconsejan, evangelizan o enseñan no viven lo que creen, y viven una farsa, una hipocresía. Eso no es íntegro y no es lo que nuestro Señor demanda de los suyos.

Definitivamente, la mejor manera de madurar es poner en práctica lo que crees. Por eso hacer discípulos es el propósito de diciembre, pero antes, necesitamos comprender la importancia de servir a otros de manera entregada, humilde y desinteresada.

Si sirves esperando que te devuelvan el favor, significa que no has madurado y es más probable que seas de tropiezo a que seas de bendición. Por eso, la humildad es totalmente necesaria. La humildad es tratar a los demás como si fueran nuestros superiores (Fil. 2:3). De lo contrario, pensaremos que la gente no se merece lo que hacemos por ellos. Sirve para que madures en la fe en Cristo.

Sirve para construir

Servir es de valientes, y los valientes construyen el futuro cambiando su presente. Cuando el Señor llamó a los de su tiempo a arrepentirse porque el reino de los cielos se había acercado estaba llamando a la gente a ser tan valiente como para abandonar la práctica de sus pecados de una vez por todas.

Entonces, es posible construir. ¿Qué? Relaciones, personas que vivan los valores del reino de Dios. Las iglesias locales deben ser comunidades en las que Jesucristo reina como Señor. Las iglesias no pueden ser menos que eso. Están puestas en el mundo para demostrar lo que Dios hace en personas humilladas que han reconocido su Verdad, Señorío, Soberanía, Poder, Justicia, Santidad, y eso transforma vidas y familias, ¡y en eso consisten las iglesias!

Tu vida al servicio de Dios y de otros construye el reino de los cielos en la tierra. Esto solo es posible con el poder de Dios actuando en ti y a través de ti. Desecha lo malo de una vez y usa tu libertad para servir.

Sirve para consolidar

Cuando servimos decididamente a Dios y a otros comunicamos al mundo que los enemigos que lo destruyen paulatinamente son el egoísmo, el individualismo, la depravación, la corrupción y, en resumen, el pecado.

Al servir consolidamos el amor de Dios, entregado y lleno de gracia, que no depende de los méritos de aquellos que son servidos. Al servir consolidamos la obra de Dios en nosotros, como sus hijos (1 Juan 3). No nos engañemos, el que hace justicia es justo, y esos son los hijos de Dios.

Este mes abandona tu egoísmo y tu orgullo, y practica el servicio. No lo hagas con la intención de que te devuelvan el favor, y sirve a quienes no te lo pueden pagar. Haz del servicio tu forma de vida.

Propósitos:

Enero: Ejercita disciplinas espirituales

Febrero: Practica la examinación personal

Marzo: Sé discipulado

Abril: Rompe con el individualismo

Mayo: Asume tu responsabilidad personal

Junio: Ama a tu familia y amigos no cristianos

Julio: Practica la examinación personal (parte 2)

Agosto: Haz lo bueno desinteresadamente

Septiembre: Obtén recursos que te ayuden a crecer

Octubre: Lee un buen libro periódicamente

Descripción de todos los propósitos

Efraín Ocampo es consejero bíblico, escritor, ex periodista y fundó junto con su esposa Paola Rojo la organización sin fines de lucro Restaura Ministerios para ayudar a toda persona a reconciliarse con Dios y con su prójimo. Ha escrito tres libros sobre Restauración: 40 días en el desierto, Amar como a mí mismo y La Iglesia Útil.

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