Dios no pide que finjamos no estar enojados sino enojarnos sin pecar.

Dios no pide que finjamos no estar enojados sino enojarnos sin pecar.
Invierte tu energía en esto y hallarás descanso.
Hagamos un alto para reflexionar en el aprendizaje que trajo la prueba.
Más que adaptarnos, la iglesia debe humillarse ante Dios.