Dios te puso como administrador de lo que te confío. ¿Cómo lo haces?

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¿Tienes vida, familia, amigos, recursos como inteligencia, habilidades, capacidades, salud, fuerza, tiempo, dinero, estudios, trabajo, propiedades, auto…?  Y eso sin mencionar los dones espirituales. Hemos recibido eso y más para administrarlo por Dios, pues todo es suyo. Eso es lo que aprendemos en la Biblia en muchos textos y muy especialmente en esta historia:

14 »Porque el reino de los cielos será semejante a un hombre que, al emprender un viaje largo, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco mil monedas, a otro dos mil, y a otro mil. A cada uno dio conforme a su capacidad y se fue lejos. 16 Inmediatamente, el que había recibido cinco mil monedas se fue, negoció con ellas y ganó otras cinco mil monedas. 17 De la misma manera, el que había recibido dos mil ganó también otras dos mil. 18 Pero el que había recibido mil fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 »Después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. 20 Cuando se presentó el que había recibido cinco mil monedas, trajo otras cinco mil monedas y dijo: “Señor, me entregaste cinco mil monedas; he aquí he ganado otras cinco mil”. 21 Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”. 22 Y cuando se presentó el que había recibido dos mil monedas, dijo: “Señor, me entregaste dos mil monedas; he aquí he ganado otras dos mil”. 23 Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”. 24 Pero cuando se presentó el que había recibido mil monedas, dijo: “Señor, yo te conozco que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. 25 Y como tuve miedo, fui y escondí tus mil monedas en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo”. 26 Su señor respondió y le dijo: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí? 27 Por lo tanto, debías haber entregado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, habría recibido lo que es mío con los intereses. 28 Por tanto, quítenle las mil monedas y denlas al que tiene diez mil monedas. 29 Porque a todo el que tiene le será dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Al siervo inútil échenlo en las tinieblas de afuera”. Allí habrá llanto y crujir de dientes. Mateo 25

Un buen administrador trabaja para Dios

Cuando depositamos nuestra esperanza y confianza en Dios y hemos hecho a Jesucristo el Señor de nuestras vidas comprendemos que no nos pertenecemos a nosotros mismos (1 Corintios 6:19-20).

Estamos llamados a asumir responsabilidad personal de lo que ha sido puesto a nuestro cuidado. Esto no es para tener un miedo irracional a Dios. Al contrario, al comprender que de él procede todo produce un inexplicable contentamiento y agradecimiento por lo recibido y por lo no recibido. Esto produce paz y aleja de nosotros la frustración, así como la codicia y la soberbia de pensar que somos merecedores de los bienes obtenidos y arquitectos de nuestros logros.

Cuando hacemos todo como para el Señor y no para los hombres (Colosenses 3:23-24) vivimos confiados en que nos ayuda y sostiene para servirle y agradarle en todo.

Trabajar para Dios, como muestra la parábola citada al principio, dará su recompensa a quien fue un buen administrador.

Un buen administrador sabe que dará cuentas

Así es, lo queramos o no, somos administradores, por lo tanto, tendremos que decidir qué clase de cuentas daremos, buenas o malas, al dueño de todo, aquel que nos ha confiado lo recibido.

Un buen administrador ha sido objeto de la obra restauradora de Dios. No es que hable de él todo el tiempo o que se la pase con la iglesia, más bien su manera de pensar ha cambiado su percepción de sí mismo y sus relaciones con Dios y con la gente.

Entonces, también ha cambiado la forma de usar los recursos. Los aprovecha, los cuida, los raciona, los comparte, los maximiza; los usa para proveer a otros, para capacitar, para enviar, para consolar, enseñar y alcanzar.

Un buen administrador pone orden

Si vamos a servir al Señor y a otros con nuestros recursos más vale poner orden en las diversas áreas de la vida.

Antes de ver qué vamos a hacer con los recursos recibidos es necesario empezar por el principio. Como administradores empecemos por estos puntos:

  • Dedica disciplinadamente un tiempo para la examinación personal. Escribe una nota y separa como títulos todas las áreas de tu vida (disciplinas espirituales como orar y meditar en las Escrituras, obediencia a Dios, familia, iglesia, trabajo, tiempo libre, descanso, labores del hogar, reparación y mantenimiento de objetos, etcétera). Evalúa tu involucramiento o tu falta de él
  • Ahora elabora otra lista en la que, por cada área, detalles cuáles son las acciones que llevarás a cabo para poner orden, siempre partiendo de los principios bíblicos.
  • En algunos casos deberás hacer un calendario al fijarte objetivos. Por ejemplo, es bueno que le pongas fecha de cumplimiento o un plazo a las decisiones que lo ameriten.
  • Pon especial atención a orar y meditar en las Escrituras (el propósito de Enero), pues es el alimento necesario para renovar tu mente con el fin de hacer todo honrando a Dios y no según tus gustos, deseos, exigencias, parámetros… y no olvides de poner en práctica lo que has aprendido acerca de la voluntad de Dios (el propósito de Febrero)
  • El propósito de Abril fue involucrase en una iglesia local, así que si aún no lo has hecho esto será determinante en que logres este propósito, pues por mucha fuerza de voluntad que tengas siempre es mejor contar con la iglesia, en otras palabras, con otros cristianos. Procura que sean maduros en la fe, sabios y obedientes, para recibir la ayuda correcta.
  • Elabora ahora una lista negra de hábitos, acciones, reacciones y pensamientos que debes evitar. Ya tendrás ventaja llevando a cabo acciones para poner orden en tu vida.
  • Durante todo el proceso acude con tu pastor/consejero/discipulador para obtener orientación sobre cómo el evangelio impacta cada área de tu vida (querrás leer el propósito de Marzo para esto).

Conclusión

Todo se resume en este precioso texto, así que pongámoslo en práctica:

15 Miren, pues, con cuidado, cómo se comportan; no como imprudentes sino como prudentes, 16 redimiendo el tiempo porque los días son malos. 17 Por tanto, no sean insensatos sino comprendan cuál es la voluntad del Señor. Efesios 5

Propósitos:

Enero: Ejercita disciplinas espirituales

Febrero: Practica la examinación personal

Marzo: Sé discipulado

Abril: Involúcrate con tu iglesia local

Descripción de todos los propósitos

Efraín Ocampo es consejero bíblico, escritor, ex periodista y fundó junto con su esposa Paola Rojo la organización sin fines de lucro Restaura Ministerios para ayudar a toda persona a reconciliarse con Dios y con su prójimo.

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