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Todos oramos, pero ¿recibes lo que pides? Consideremos cómo lo hacemos.
La oración es todo un tema. En este texto únicamente deseo que reflexiones en el resultado de tu oración. Nos enseñan a orar y orar, lo cual está muy bien, aunque nunca nos dicen con qué actitud del corazón debemos hacerlo, pues es muy determinante en cuanto a si la oración es contestada o no.
Yo no había reparado en esto tan claramente. Las malas enseñanzas sobre la oración difundidas por décadas y la teología de la prosperidad pretenden convertir a Dios a nosotros y no que nos convirtamos a Dios. La oración debe conformar nuestra voluntad a la suya, pero pretendemos que cumpla nuestros anhelos sin meditar en la intención de nuestro corazón, si es perversa o no.
Pregúntate si tus peticiones son la evidencia de tu amor al mundo y sus beneficios temporales. Si es así, quizá te venga bien lo dicho por Santiago cuando dijo:
…no consiguen lo que quieren porque no se lo piden a Dios; y si se lo piden, no lo reciben porque lo piden mal, pues lo quieren para gastarlo en sus placeres. ¡Oh gente infiel! ¿No saben ustedes que ser amigos del mundo es ser enemigos de Dios? Cualquiera que decide ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios”, Santiago 4:2b-4
Pedir por un buen trabajo, un automóvil o que se haga un negocio es bueno cuando el enfoque es honrar a Dios con tu mente, tu tiempo, tus decisiones y tus propiedades. Esto nos ayuda a reconocer que todo viene de Dios. No obstante, a pesar de que pedimos cosas buenas, a veces lo hacemos con malas intenciones.
En muchas ocasiones Dios nos bendice para bendecir a otros. ¿Estamos listos para ello? Pero, cuando pedimos mal, ¿significa que no recibiremos nada? Dios podría permitir que tu esfuerzo y habilidades te ayuden a alcanzar tus objetivos para, incluso, enseñarte que tu corazón no está en el lugar correcto o simplemente nos bendice porque es misericordioso y bueno.
¿De qué manera sé que oro conforme a la voluntad de Dios? Lo primero es conocer lo que le agrada. Pareciera obvio, pero necesitamos leer la Biblia para conocer a Dios y cómo es su carácter. Al vivir en congruencia con ello, cuando ores tus palabras estarán alineadas a su voluntad. ¿No dice la Escritura que de la abundancia del corazón habla la boca? (Mateo 12:33-34).
Entonces esta promesa será para ti, no antes:
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”, Juan 15:7
Aquellas cosas por las que pedimos a Dios hablan de nuestros intereses, nuestras motivaciones, nuestros deseos, nuestro carácter.
Quizá pedimos a Dios que él cambie las circunstancias difíciles que atravesamos, pero Dios prefiere usar cada situación para que nuestro carácter se parezca más al de Cristo. Quizá pedimos que el jefe no se entere de las mentiras que le decimos. Quizá pedimos por otro cónyuge. También podría ser que pidamos por sabiduría, por mayor entendimiento al leer la Biblia, por tener contentamiento, por tener más fe o más amor hacia los demás.
Incluso nuestro carácter queda al descubierto por lo que no pedimos. Quizá no oramos por nuestro esposo o esposa, o por nuestros hijos, por la familia. Quizá no oramos por nuestros colegas, vecinos o por nuestros gobernantes. Quizá no oramos porque tengamos un corazón más como el del Señor. Eso sería orar conforme a su voluntad.
Hasta ahora he hablado de las intenciones, pero es obvio que si estamos practicando pecados eso impacta nuestras oraciones y su resultado.
1La mano del Señor no es corta para salvar, ni es sordo su oído para oír.
2 Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios. Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar. Isaías 59
Si bien es cierto que este texto fue dicho a Judá y no a la Iglesia, la realidad de Judá nos ayuda a conocer el carácter del Señor frente al pecado. Dios había derramado gracia sobre gracia para con su pueblo pero no encontró arrepentimiento, por lo que dejó de escuchar sus oraciones. No, es que se olvide de nosotros, simplemente esta realidad nos ayuda a entender que nos relacionamos con un Dios Santo que demanda santidad de nuestra parte para tener comunión con nosotros.
El siguiente texto confirma esto. La necedad y la rebeldía es un motivo por el cual nuestras oraciones no obtienen respuesta. He conocido a muchísimos en esa situación, y yo mismo oré al Señor así por mucho tiempo, hasta que me volví a él.
Dios aborrece hasta la oración del que se niega a obedecer la ley. Proverbios 28:9
El contenido de tus oraciones reflejan tu fe o tu falta de fe. Tener fe no es orar a Dios, sino que lo que dices en esa oración demuestra que conoces a Dios y tu anhelo de hacer su voluntad en todas las áreas de tu vida. Primero tu mente y tu corazón deben estar en el lugar correcto: Cristo. Luego tus peticiones serán las correctas y te serán concedidas.
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