La Biblia dice que somos vencedores y hay que averiguar a qué se refiere.  josue

Muchos piensan que por hacerse cristianos, Cristo se encargará de hacerlos prosperar en todo sin importar su comportamiento.

La idea o frase favorita es que el Señor ya nos ha dado la victoria en toda situación adversa. Hay algunos textos preferidos, como lo son:

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1 (RVR1960)

13 El Señor te pondrá por cabeza, no por cola. Estarás por encima de todo, nunca por debajo, siempre y cuando obedezcas y cumplas los mandamientos del Señor tu Dios, que hoy te ordeno cumplir… Deuteronomio 28 (RVC)

Y de Romanos 8 (RVR1960):

28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

El error sobre la victoria

Los anteriores son solamente algunos versos usados regularmente para expresar equivocadamente cómo es que el creyente siempre estará bien en todo y nunca le pasará nada malo.

Como seguramente estás intuyendo, quienes los usan se identifican con la herejía de la teología de la prosperidad que pretende, a base de malas y descontextualizadas interpretaciones bíblicas, poner al Señor al servicio del ser humano como supuesta recompensa por su fe, por cierto, centrada en su propio bienestar, y no en Dios, en conocerle y en que sea glorificado.

Supuestamente, lo único que el creyente hace es reclamar las promesas de Dios. ¿Esto será así?

Contextualizando uno de los textos

Por lo menos en el caso de los versículos citados, el error estriba fundamentalmente en sacar de contexto promesas de Dios a personajes específicos o a un pueblo determinado (Israel) en una época singular y con un propósito.

Significa que hay que interpretarlos a la luz de los acontecimientos descritos. Por ejemplo, al leer el capítulo 1 de Josué vemos que Dios le habla al sucesor de Moisés y le da instrucciones concretas para que la conquista de los pueblos de Canaán fuera un éxito. Para ello:

  1. Debían entrar en la tierra que iban a poseer.
  2. Debido a la tarea tan importante asignada para él, Dios dijo que estaría con Josué como estuvo con Moisés, que no lo iba a dejar ni a desamparar.
  3. Josué debía ser valiente y esforzarse porque iba a dirigir al pueblo de Israel a la guerra y repartir las tierras a las 12 tribus que conformaban a la nación, y el Señor le anima a ello.
  4. Josué debía cumplir con las demandas de la ley dada a Israel, es decir, ser obediente a Dios en todo para que el plan de Dios se cumpliera, no está hablando de ningún plan personal de Josué.
  5. Josué debía meditar en la ley de día y de noche para que pudiera poner por obra los mandamientos.
  6. Cuando dice que haciendo esto hará prosperar su camino y todo le saldrá bien se refiere a cualquier cosa comprendida en esta misión asignada por el Señor. Es decir, obedeciendo en todo a Dios, él lo hará prosperar en aquello que él quiere que Josué haga. No significa que si Josué iba a decidir hacer su propio imperio, entonces iba a prosperar, por ejemplo.
  7. Entonces, y sólo entonces, Dios estaría con Josué a donde quiera que fuera.
  8. En adelante, Josué continúa dando instrucciones al pueblo sobre lo que habían de hacer.

En conclusión, el texto se limita a darnos a conocer las promesas que Dios hizo a Josué en ese momento de la historia. Quienes gustan reclamar que Dios les dará lo que pisare la planta de sus pies tendrían que haber vivido en esa época, llamarse Josué y liderar la conquista de Canaán.

No obstante, al analizar lo que le dijo Dios a Josué podemos ver cómo es una confirmación de la ley y las promesas de Dios para Israel si obedecía la ley (Deuteronomio 7:12-24).

El sufrimiento es parte de la victoria

Es un error creer que soy un cristiano por hacer una oración para recibir a Jesús y hacer rituales religiosos como orar, leer la Biblia, ir al templo y servir ahí a la iglesia. Eso no me hace seguidor de Cristo. Él dijo que un seguidor suyo le sigue (busca ser como Cristo), se niega a sí mismo, ama y hace los mandamientos, ama al prójimo y le sirve, entre otras cosas.

Contrario a las interpretaciones torcidas de algunos grupos, Jesús no prometió a sus seguidores que todo lo que hicieran prosperaría, mucho menos que eso ocurriría aun cuando se trate de deseos egoístas y pecaminosos. Desgraciadamente, ¡muchos lo creen!

Él prometió a sus seguidores, entre otras cosas:

  • Ser aborrecidos (Juan 15:18-20)
  • Aflicción (Juan 16:33)
  • Ser probados y sufrir por la justicia para ser hallados justos (1 Pedro 1:7 y 4:12-16)
  • Disciplina para ser santificados (Hebreos 12:7-10)
  • Estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20)

La soberanía de Dios nos da la victoria

El Señor está por encima de cualquier circunstancia, del tiempo, de las potestades de las tinieblas y de las leyes que él mismo creó, en eso radica su soberanía. Pero también en que el mal provocado por la humanidad haga resplandecer su bondad, gracia, paciencia, justicia y poder.

No estamos llamados a vivir vidas encerradas en burbujas de riqueza y prosperidad. Si bien algunos reciben de parte de Dios riquezas, la Palabra es clara, algunos necesitamos la escasez para rendirnos ante Dios, otros la humillación, unos más calamidades para reconocer su justicia y nuestra injusticia. Al final, es para nuestro provecho.

Entonces es cierto, como dice Romanos 28, que todo ayuda a bien a quienes aman a Dios. No a todos, no a los hipócritas, no a los que aman su religiosidad y no al Señor, sino a quienes hacen su voluntad.

¿Qué victoria podemos esperar?

No se trata siempre de tener victoria con el vecino latoso, el jefe injusto, hacer un negocio, obtener un trabajo, ser librados de la pobreza o creyendo que nunca nos llegarán enfermedades o situaciones adversas.

  • En cada tentación y prueba debemos vencer, esto es, decidir por la obediencia antes que por el pecado.
  • Dios perfecciona su poder en nuestra debilidad para ayudarnos a vencer en dichas situaciones.
  • Salir victoriosos de los problemas cotidianos no es que caminaremos siempre entre nubes de algodón. Sea porque algo sale bien o porque algo sale mal, somos probados para no olvidarnos de Dios en la prosperidad, o probados para confiar en él en la tristeza o la incertidumbre. Como sea, ¡sea alabado el nombre del Señor!

Quien vive según la voluntad de Dios es vencedor y no será avergonzado ni condenado (Juan 3:16-21). ¿De qué lado estás tú?

También podría interesarte:

Efraín Ocampo es consejero bíblico y fundó junto con su esposa Paola Rojo la organización sin fines de lucro Restaura Ministerios para ayudar a toda persona e iglesia a reconciliarse con Dios y con su prójimo. También es autor del éxito de librería “La Iglesia Útil”, entre otros libros.
Encuentra más sobre estos temas en sus libros sobre Restauración: 40 días en el desierto, Amar como a mí mismo y La Iglesia Útil.

2 Comments

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.