Cómo debemos restaurar – Reflexiones pastorales
La vocación de las iglesias cristianas es restaurar. ¿Cómo hacerlo? (más…)
La Biblia dice que Dios quiere que seamos felices, pero ¿cómo?
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Todos pensamos en la felicidad y nos hacemos preguntas como:
Son preguntas difíciles de responder, especialmente cuando las filosofías de moda insisten en que creamos que “no es posible tenerlo todo en la vida” o que “no estamos aquí para hacer felices a las personas“. ¿Qué de cierto o equivocadas están esas ideas? ¿Cómo saber si mi vida realmente tiene felicidad o un tipo de alegría pasajera y engañosa?
A diferencia de lo que opinan algunos cristianos, la Biblia sí habla de la felicidad. Veamos algunos textos que hablan sobre ella indistintamente como ser bienaventurados, dichosos, estar alegres, tener gozo, contentamiento o satisfacción, dependiendo de la traducción, aunque se trata de la misma idea.
Según Dios, ¿qué caracteriza al bienaventurado?
¿Qué nos pone alegres, felices y gozosos, o que nos da contentamiento o satisfacción?
Con estos pocos ejemplos nos damos cuenta de que la felicidad en esta vida terrenal no está relacionada con lo que tenemos, con lo que hacemos o con aquello de lo que nos abstenemos. Es cierto que nos hace sentir mejor con nosotros mismos si desempeñamos el trabajo que preferimos, si vivimos en un lugar lindo, si pasamos tiempo con las personas que amamos o si visitamos lugares agradables, todo ello es bueno, deseable y debemos buscarlo, pero todo ello está sujeto a circunstancias que, muchas veces, escapan de nuestro poder o capacidad.
¿Por qué Dios quiere que pensemos que en él somos felices? ¿Lo hace para asegurarse de hacernos dependientes de él y hacerse sentir importante? Al reflexionar en lo que Dios dice que es nuestra felicidad podemos sacar algunas conclusiones interesantes:
Entonces, la felicidad no es un óptimo estado actual de las cosas. No significa la ausencia de problemas y la abundancia de toda clase de beneficios. Hay cristianos que pretenden creer eso, mas las palabras de Jesús son claras en los pasajes citados y no van en ese sentido.
La felicidad es contentamiento y satisfacción plena no fundamentada en lo bien que nos va ni en lo bien que eso nos hace sentir, sino en el bien que hacemos, pues quien lo practica es justo y Dios tiene comunión con tales personas. Sabernos amados por Dios es nuestra felicidad, gozo.
Es un hecho, hacer el bien muchas veces aflige al justo y practicar el mal prospera al malvado. Los valores se han invertido debido a que vivimos en un mundo corrupto que ha rechazado a Dios aun entre quienes lo invocan y niegan conocerle con sus hechos.
20 Porque ¿qué mérito hay en soportar malos tratos por hacer algo malo? Pero cuando se sufre por hacer el bien y se aguanta el castigo, entonces sí es meritorio ante Dios. 21 Y ustedes fueron llamados para esto. Porque también Cristo sufrió por nosotros, con lo que nos dio un ejemplo para que sigamos sus pasos. 22 Cristo no cometió ningún pecado, ni hubo engaño en su boca. 23 Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando sufría, no amenazaba, sino que remitía su causa al que juzga con justicia. 24 Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia. Por sus heridas fueron ustedes sanados. 1 Pedro 2
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