Es posible seguir a Jesús… ¡y que no tengas fe!
Debes saber identificar tu realidad espiritual: ¿tienes fe o no? (más…)
Sigue examinando tu vida a la luz de la voluntad de Dios y comenzarás a hacerla.
La primera vez que abordamos el tema de practicar la examinación personal fue en Febrero y hablé de que es la mejor manera de poner en práctica las disciplinas espirituales de meditar en las Escrituras y orar diariamente. Así no se queda todo solo en información, sino que al examinarnos podremos identificar en qué áreas debemos someternos al Señor.
En aquella publicación te sugerí formas para aprovechar la lectura de la Biblia y la oración. ¿Qué sigue cuando estamos llevando a cabo los principios fundamentales de una vida cristiana? ¡Mantener el paso y ser constantes!
Seguramente te identificarás conmigo. Muchos años, cada comienzo del año, me proponía leer la Biblia todos los días. Usaba La Biblia en un año y me esforzaba por cumplir con las lecturas de cada día. Sí las leía, pero me preocupaba tanto por terminarla que luego de 5 minutos no podía recordar qué había leído. No estaba meditando en las Escrituras y simplemente no me servía de nada.
Eso no significaba que debía dejar de leer, solamente debía recordar el propósito. Sin embargo, aunque tenía en mente por qué era importante acudir a la Biblia para examinar mi vida, mi inconstancia echaba todo a perder y luego de 3 meses dejaba de hacerlo. Lo mismo con la oración.
Toda la vida cristiana se trata de perseverar, de mantenerte en el Camino, de alimentarte de los pensamientos de Dios, de recurrir a él en oración para buscar su voluntad, de aprender a aborrecer mi pecado y amar más y más lo que el Señor ama. Pero si no me examino según Su Verdad no sabré cuál es mi realidad espiritual y nada de lo mencionado ocurrirá en mi vida.
Toda la Biblia enseña que quien verdaderamente tiene fe en el Señor se mantiene amando y haciendo Su voluntad. Aunque en sus vidas todos tropezaron por el pecado, ni un solo hijo de Dios apostató. En otras palabras, fe que no persevera no es fe, como escribiera el teólogo Wayne Grudem en su libro de Doctrina Cristiana.
El Rey David pedía a Dios que lo examinara. Era tal su amor al Señor que era un hombre íntegro y en su vida procuró seguir así (Salmo 26, 139). En Ezequiel 18 leemos que Dios explica por qué perseverar es fundamental y que quien persevera, ese es realmente su hijo, sin mencionar que en 1 Juan 3 también lo comprobamos.
Para perseverar debemos examinarnos y para continuar examinándonos debemos seguir perseverando. Dejamos de buscar al Señor debido a nuestra práctica de pecados y eso endurece el corazón más y más. Y un corazón endurecido no desea ser confrontado por la voluntad de Dios, precisamente por eso somos inconstantes.
¿Cuáles son tus obras? Leer Gálatas 5 te ayudará a distinguir si estás del lado de Dios o en su contra. No importa qué pienses acerca de ti, siempre recurre a la Biblia para que descubras tu realidad espiritual.
Si practicas las obras del pecado entonces sabes que debes acudir al Señor arrepentido, convencido de que por las cosas que haces viene la ira de Dios, y que necesitas de él en ti. Si practicas el fruto del Espíritu sabes que debes seguir perseverando. No es tan difícil, ¿te das cuenta?
Solo hay dos opciones: restaurar tu comunión con Dios (o quizá poner por primera vez tu fe en Cristo si nunca lo has hecho o si creías que con creer sin obedecer su Palabra era suficiente); la segunda es perseverar en la fe. ¡No seas inconstante! Si te sientes débil, recuerda que el poder de Dios se perfecciona en tu debilidad, por lo que no tienes pretextos (2 Corintios 12:9).
Enero: Ejercita disciplinas espirituales
Febrero: Practica la examinación personal
Abril: Involúcrate con tu iglesia local
Mayo: Asume tu responsabilidad personal
Junio: Ama a tu familia y amigos no cristianos
Descripción de todos los propósitos
Efraín Ocampo es consejero bíblico, escritor, ex periodista y fundó junto con su esposa Paola Rojo la organización sin fines de lucro Restaura Ministerios para ayudar a toda persona a reconciliarse con Dios y con su prójimo.