Lo deseamos mucho, pero preferimos improvisar.

Consejería matrimonial (1)

No es que sientas que estar soltero es la desdicha más grande, pero es bueno sentarte a pensar en esto. Esta es una serie de 3 artículos sobre el tema y este es el primero.

Es muy común escuchar hablar a los jóvenes cristianos sobre su anhelo de estar en una relación estable en la que se sientan queridos, con alguien que los aprecie y valore, que no los lastime y con quien puedan compartir su fe. Sin embargo, en la práctica nos dejamos llevar por las emociones, las miradas, las palabras delicadas, los detalles, los rituales de conquista y claro, el aspecto físico.

¡Justamente lo menos importante!

La Biblia no habla del noviazgo como tal, eso que en nuestra cultura occidental consiste en que los jóvenes anden de relación en relación “probando” a ver cuál es la mejor pareja para ellos.

Las consecuencias de no reflexionar en estos temas están a la vista. Múltiples son los factores que incentivan el divorcio entre cristianos, las infidelidades y las relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero no pensar correctamente en el tema del noviazgo es uno de ellos.

¡No quieres padecer el dolor y las heridas que deja eso! El problema es que los creyentes solteros (están incluidas las parejas no casadas) prácticamente no se preparan para encontrar una pareja y lo dejan solo a las hormonas, las emociones, las situaciones “románticas” o a la presión social (“se te va a ir el tren”, por ejemplo). Hay que pensar en lo que implica SER un esposo o esposa y también lo que implica ESCOGER al cónyuge.

Así que puedes comenzar desde hoy y te aseguro que eso no significa que estés urgido, sino que deseas estar listo para cuando llegue el momento. Lo primero es desechar todas las ideas que nuestra cultura nos ha metido en la cabeza, como las que menciono a continuación.

¡Cambia la percepción que tienes sobre el noviazgo!

– Una prueba de manejo.

Las pruebas de manejo han hecho posible que puedas conducir un vehículo que te encante y comprobar, por tiempo limitado, cómo sería tenerlo. Termina la prueba y debes elegir si te lo “llevas”. Sí, también pensé que suena muy parecido al noviazgo.

El noviazgo existe para que, supuestamente, tengas una probadita de lo que sería estar casad@ con él o con ella. Naturalmente, como cristianos enfrentamos una serie de riesgos y tentaciones al estar en esta posición de tener más beneficios que un amigo, pero menos que los de un casado (se supone). Así que, si ves el noviazgo como una “prueba de manejo”, terminarás haciendo lo que no debes y deshonrando a uno o a una de sus hijas… tarde o temprano.

– Una tienda de ropa.

Admitámoslo, las relaciones amorosas comienzan a partir de si nos gusta o no la persona, la atracción física, en otras palabras. Si vivimos el noviazgo como entrar en una tienda de ropa, escogeremos a la persona que nos guste y que nos haga sentir mejor con nosotros mismos, pero cuando deje de gustarnos o cuando alguien nos guste más vamos a desecharla. Sí, tal como lo hacemos con la ropa.

– Una etapa intermedia entre la soltería y el matrimonio.

Nos guste o no, el noviazgo actual en nuestra cultura es esa etapa intermedia y representa un estado de indefinición amorosa en el que, si de verdad quieres hacer un compromiso con alguien, debes pedirle matrimonio. Cualquiera de las partes tiene la libertad de decirle a la otra que siempre no quiere estar con ella. Mientras tanto tienes prácticamente todos los privilegios (si no es que todos), pero sin asumir las obligaciones de estar casado. Desgraciadamente, así lo viven ya las parejas solteras de creyentes. Esto tiene que ver con el concepto del amor que se tiene en estos tiempos, pero ese es otro tema.

Si se reflexiona concienzudamente al respecto, los creyentes asumimos este mismo modelo sin cuestionarlo y lo vemos como ese tiempo de “prueba”, pero se corren varios peligros por la falta de compromiso que esto implica. Muchos que conozco que están en una relación pasan por este conflicto. Se preguntan cuánto debería durar y no hay una respuesta correcta para eso. Entonces, viven con mucha ansiedad porque quieren intimidad con la persona, pero no se animan a casarse con ella y tampoco quieren pecar.

Lo cierto es que la mayoría pospone el matrimonio, o porque al comenzar la relación no pensaron más allá del hecho de salir con la pareja por tiempo indefinido y no tienen los recursos para casarse, o porque aunque los tienen están buscando obtener más recursos para casarse. Muchos con los que conversamos ni siquiera tienen en sus planes casarse, sino únicamente seguir disfrutando de la relación… lo que quiera que eso signifique.

Que exista y se prolongue esta etapa intermedia en las relaciones amorosas implica incertidumbre, falta de compromiso, tentaciones innecesarias, así como pecado que estorba la comunión entre Dios y los dos creyentes implicados, entre otras cosas.

¿Qué enseña la Biblia sobre el noviazgo?

Nada. Este concepto no aparece en la ley judía y, por lo tanto, tampoco se identifica en el Nuevo Testamento. Lo más parecido era estar comprometido para casarse con alguien (como lo estaba José con María, la madre de Jesús), pero al contrario del noviazgo actual no implicaba contacto físico.

¿Por qué? La relación amorosa y el deseo van unidos, sería antinatural un noviazgo en el que no haya deseo. Tan es así que en los noviazgos, particularmente en los largos, es común que la tentación termine por dominar a la pareja con consecuencias muchas veces indeseables para ellos. Por eso tenía (y creo que tiene) sentido pasar de la soltería al compromiso en un contexto de pacto matrimonial tal y como Dios lo diseñó.

¿Entonces?

No me atrevería a pedir que se elimine del ‘lenguaje cristiano’ el concepto del noviazgo, pero como creyentes debemos cuestionarlo y ajustarlo a nuestra fe para ser obedientes a los mandamientos de Dios. No hay mejor forma para prepararse para tener pareja que prepararse para el matrimonio. Es decir, que la forma más efectiva de buscar pareja entre los solteros creyentes debe ser buscar espos@, pues de lo contrario buscamos con quién pasar el rato. Y con “buscar” no me refiero a un acto desesperado, sino a una acción que implica reflexión y sabiduría para que el futuro no te tome por sorpresa.

En las iglesias debemos pensar y vivir diferente el noviazgo para tener matrimonios plenos y no dejarlo todo a las hormonas, la improvisación y las circunstancias. Comencemos a pensar en esto desde solteros.

Mira las otras dos publicaciones sobre el tema: Parte 2 y Parte 3.

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