Lo que es y lo que no es el amor a Dios
Todos dicen amar a Dios, pero ¿qué hace quien realmente lo ama? (más…)
La Biblia dice que somos vencedores y hay que averiguar a qué se refiere.
Muchos piensan que por hacerse cristianos, Cristo se encargará de hacerlos prosperar en todo sin importar su comportamiento.
La idea o frase favorita es que el Señor ya nos ha dado la victoria en toda situación adversa. Hay algunos textos preferidos, como lo son:
8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1 (RVR1960)
13 El Señor te pondrá por cabeza, no por cola. Estarás por encima de todo, nunca por debajo, siempre y cuando obedezcas y cumplas los mandamientos del Señor tu Dios, que hoy te ordeno cumplir… Deuteronomio 28 (RVC)
Y de Romanos 8 (RVR1960):
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Los anteriores son solamente algunos versos usados regularmente para expresar equivocadamente cómo es que el creyente siempre estará bien en todo y nunca le pasará nada malo.
Como seguramente estás intuyendo, quienes los usan se identifican con la herejía de la teología de la prosperidad que pretende, a base de malas y descontextualizadas interpretaciones bíblicas, poner al Señor al servicio del ser humano como supuesta recompensa por su fe, por cierto, centrada en su propio bienestar, y no en Dios, en conocerle y en que sea glorificado.
Supuestamente, lo único que el creyente hace es reclamar las promesas de Dios. ¿Esto será así?
Por lo menos en el caso de los versículos citados, el error estriba fundamentalmente en sacar de contexto promesas de Dios a personajes específicos o a un pueblo determinado (Israel) en una época singular y con un propósito.
Significa que hay que interpretarlos a la luz de los acontecimientos descritos. Por ejemplo, al leer el capítulo 1 de Josué vemos que Dios le habla al sucesor de Moisés y le da instrucciones concretas para que la conquista de los pueblos de Canaán fuera un éxito. Para ello:
En conclusión, el texto se limita a darnos a conocer las promesas que Dios hizo a Josué en ese momento de la historia. Quienes gustan reclamar que Dios les dará lo que pisare la planta de sus pies tendrían que haber vivido en esa época, llamarse Josué y liderar la conquista de Canaán.
No obstante, al analizar lo que le dijo Dios a Josué podemos ver cómo es una confirmación de la ley y las promesas de Dios para Israel si obedecía la ley (Deuteronomio 7:12-24).
Es un error creer que soy un cristiano por hacer una oración para recibir a Jesús y hacer rituales religiosos como orar, leer la Biblia, ir al templo y servir ahí a la iglesia. Eso no me hace seguidor de Cristo. Él dijo que un seguidor suyo le sigue (busca ser como Cristo), se niega a sí mismo, ama y hace los mandamientos, ama al prójimo y le sirve, entre otras cosas.
Contrario a las interpretaciones torcidas de algunos grupos, Jesús no prometió a sus seguidores que todo lo que hicieran prosperaría, mucho menos que eso ocurriría aun cuando se trate de deseos egoístas y pecaminosos. Desgraciadamente, ¡muchos lo creen!
Él prometió a sus seguidores, entre otras cosas:
El Señor está por encima de cualquier circunstancia, del tiempo, de las potestades de las tinieblas y de las leyes que él mismo creó, en eso radica su soberanía. Pero también en que el mal provocado por la humanidad haga resplandecer su bondad, gracia, paciencia, justicia y poder.
No estamos llamados a vivir vidas encerradas en burbujas de riqueza y prosperidad. Si bien algunos reciben de parte de Dios riquezas, la Palabra es clara, algunos necesitamos la escasez para rendirnos ante Dios, otros la humillación, unos más calamidades para reconocer su justicia y nuestra injusticia. Al final, es para nuestro provecho.
Entonces es cierto, como dice Romanos 28, que todo ayuda a bien a quienes aman a Dios. No a todos, no a los hipócritas, no a los que aman su religiosidad y no al Señor, sino a quienes hacen su voluntad.
No se trata siempre de tener victoria con el vecino latoso, el jefe injusto, hacer un negocio, obtener un trabajo, ser librados de la pobreza o creyendo que nunca nos llegarán enfermedades o situaciones adversas.
Quien vive según la voluntad de Dios es vencedor y no será avergonzado ni condenado (Juan 3:16-21). ¿De qué lado estás tú?
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Gracias y muchas bendiciones por estos poderosos mensajes. Estoy aprendiendo mucho con sus temas, son muy importantes para mí.
Muchas gracias por tu mensaje. Nos anima mucho a seguir sirviéndoles.