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La predicación de un evangelio con verdades a medias… es un engaño.
Estas son 3 frases que falsos maestros usan sistemáticamente al predicar el evangelio. En realidad, no importa si lo hacen con buenas o con malas intenciones, porque finalmente el resultado es engañar a la gente hablando de solo una parte de la verdad.
En Restaura Ministerios hemos observado con cuidado las estrategias de evangelización más populares y, desgraciadamente, muchos cristianos hemos caído en la práctica de predicar la verdad a medias con tal de animar a las personas a creer en Jesucristo y asistir al edificio de reuniones. Confesión: yo mismo las usé en mi ignorancia y con buenas intenciones, pero tuve que reconocer mi error.
Sabemos que una media verdad no se suma con otra media verdad para hacer una verdad completa. Si los oyentes no escuchan un evangelio completo y creen una parte de él, entonces habrán creído algo que solo los hará sentir mejor consigo mismos, mas no obrará para salvación.
Sí, claro que lo tiene. Ese plan es reconciliarnos con él para conocerle y adorarle al obedecerle y servirle (Isaías 43:10, 1 Juan 2:3-6, Juan 17:3) mediante la fe en la obra de Jesucristo por nosotros. Sin embargo, hay quienes pretenden hablar de este plan maravilloso sin hablar de este evangelio.
Al contrario, nos habla de nosotros mismos y de lo que el Señor puede hacer para que nuestra vida sea exitosa y feliz. Para ello manipula textos bíblicos como Efesios 1:3, Mateo 7:7, Juan 14:13-14 y 16:24, Salmo 2:8-9, Josué 1:9, entre muchos otros.
Prometen poner a Dios al servicio de nuestros deseos carnales de abundancia y prosperidad material, así como de salud y bienestar, cosas que son malas en sí mismas. Lo que está mal es torcer la Biblia para que pensemos que el propósito de la existencia de Dios es darnos todo eso. Esa es una enseñanza perversa que glorifica a la criatura en lugar del Creador.
Este sí es el plan maravilloso para nuestra vida, lee:
13 Por lo tanto, preparen su mente para la acción, estén atentos y pongan toda su esperanza en la gracia que recibirán cuando Jesucristo sea manifestado.14 Pórtense como hijos obedientes, y no sigan los dictados de sus anteriores malos deseos, de cuando vivían en la ignorancia. 15 Al contrario, vivan una vida completamente santa, porque santo es aquel que los ha llamado. 16 Escrito está: «Sean santos, porque yo soy santo.» 17 Si ustedes llaman «Padre» a aquel que al juzgar se fija en lo que se ha hecho, y no en quién lo hizo, vivan el resto de sus vidas en el temor de Dios. 18 Ustedes saben que fueron rescatados de una vida sin sentido, la cual heredaron de sus padres; y que ese rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro y la plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, sin mancha y sin contaminación, como la de un cordero, 1 Pedro 1 (RVC)
Esta frase se parece más a lo que religiones, disciplinas y filosofías como la autoayuda, la superación personal y el coaching venden, aunque tiene algo de cierto. Esto lo hace una media verdad.
Si consideramos que nuestra felicidad o plenitud es Dios entonces sí, Cristo murió para que seamos felices. Desgraciadamente el engaño consiste en hacernos creer que Dios está a nuestro servicio. Ser rescatados por Dios de nuestra vacía manera de vivir es la felicidad de la que habla el evangelio pero no está basada en la prosperidad material ni en la ausencia de problemas.
Las Escrituras dicen que pongamos la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque estamos muertos para la carne, mas tenemos vida en Cristo (Colosenses 3:1-4). Esto no significa que las riquezas son malas, sino que Jesús no murió por nosotros con el objetivo de hacernos ricos. Y cuidado, pues el amor al dinero es la raíz de todos los males (1 Timoteo 6:10).
Además, nuestra plenitud está fundamentada no en nuestros deseos, sino en la voluntad del Padre y, hacerla, nos hace felices, aunque eso provoque que seamos afligidos, desposeídos y odiados por el mundo, tal como Jesús fue afligido y odiado (Juan 15:18-25). Así es como están nuestras prioridades.
Sobre la pobreza y el sufrimiento el Señor le dijo a la iglesia de Esmirna:
9 »Yo conozco tus obras, tus sufrimientos, y tu pobreza (aunque en realidad eres rico). Sé cómo te calumnian los que dicen ser judíos, pero que en realidad no son sino una sinagoga de Satanás. 10 No tengas miedo de lo que vas a sufrir, pues el diablo pondrá a prueba a algunos de ustedes y los echará en la cárcel, y allí tendrán que sufrir durante diez días. Tú sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. Apocalipsis 2 (RVC)
Si bien es cierto que muchos predicadores llaman a las personas a recibir a Jesús en sus corazones, enseñan que este es el principio de sus vidas cristianas. Es un error decir que hacer esa oración implica que ya son salvos, pues la Biblia no enseña esto.
La salvación es la promesa para aquel que perseveró en la fe (Romanos 8:24-25, Mateo 10:22 y 24:13, Hebreos 6:7-12, Apocalipsis 2 y 3, entre otros). En otras palabras, tal creyente no es salvo por sus obras de fe por las que se mantuvo, sino porque esas obras de fe son la evidencia de que creyó de verdad y no permitió que nada lo hiciera alejarse de la fe. Aunque claro está, Dios mismo ayuda a esa fe a perseverar (1 Pedro 1:3-5).
El problema es enseñar que con hacer la llamada “oración de fe” para aceptar a Jesús como Señor y Salvador el creyente ha nacido de nuevo y es salvo “haga lo que haga”. Enseñan que Romanos 10:9-10 es la base bíblica. Lee bien el capítulo y lo reconsiderarás. El sentido común nos ayuda a entender lo que la Escritura explica, que le llamamos Señor no como un título, sino porque le obedecemos en todo y sometemos nuestra voluntad a la suya.
El problema es que muchos creen que porque alguien les dijo –ya eres salvo–, entonces pueden vivir como enemigos de Dios. Eso no es predicar la gracia, sino el libertinaje. Si mi pecado costó la sangre de Jesús es ilógico continuar pecando voluntariamente (Hebreos 10). Pecar será la excepción, mas no la práctica, como antes de creer el evangelio de Cristo. El Padre nos perdona para limpiarnos de toda maldad y así seguir siendo luz porque, se supone, eso somos (1 Juan 9:5-10 y 2:1-6).
¿Queremos hacerte dudar de la promesa de tu salvación? No. Sí queremos que los religiosos e hipócritas se den cuenta de su realidad (Mateo 7:21-23). Nunca es tarde para conocer, creer y vivir en la verdad de Dios.
22 acerquémonos con un corazón sincero, y con la plena seguridad de la fe, con el corazón purificado de una mala conciencia, y con el cuerpo lavado en agua pura. 23 Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió. 24 Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. Hebreos 10 (RVC)
Cuidado con las medias verdades, porque si te topas con una, podrías estar frente a un engaño.
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