Esposos y esposas descubren que su pareja tiene adicción a la pornografía y piden ayuda.

Con mayor frecuencia nos buscan a Restauraministerios.org para pedirnos consejo por la adicción a la pornografía. Normalmente, se trataba de los mismos adictos, pero ahora también nos están buscando esposos y esposas que han descubierto que sus cónyuges consumen ese tipo de contenido sexual y lo hacen a escondidas.

Además de la decepción y la tristeza por ser matrimonios cristianos, vienen diversas consecuencias. En otras palabras, el único problema no es la adicción de su esposo o de su esposa al porno. Se le suma lo que experimenta el cónyuge que descubrió el secreto y que quien traicionó la confianza y la fidelidad hacia Dios y hacia su pareja está tratando de fingir integridad, santidad y madurez espiritual ante los ministros de su iglesia y en su propio hogar.

Un cristiano esposo o esposa adicto a la pornografía está destruyéndose, destruyendo a su matrimonio, a su familia y a su iglesia local. Es preciso actuar debido a que es la puerta de entrada a muchas más inmoralidades sexuales y depravación, a la violencia, a la infidelidad, al divorcio, al caos. Quien consume porno querrá materializar sus fantasías, sea con su cónyuge o con quien esté dispuesto.

Para información sobre los efectos del consumo de pornografía lee este artículo.

Ora por sabiduría y dirección

Probablemente, tienes la madurez para confrontar al cónyuge. ¡Hazlo! No te tardes. Si no estás muy seguro de lo que implica confrontar no pienses que te animamos a tener una pelea. Significa que dos personas hablen cara a cara sobre cierto tema. Algunos prefieren aparentar que no pasa nada malo y buscan justificaciones para no tener que hablarlo de frente. Temen que las cosas se salgan de control si el otro se sabe descubierto. El miedo provoca que pasen por alto el pecado y eso es peor.

Precisamente, por el miedo, por el enojo, por la tristeza y a veces la culpa, pues quien se dio cuenta siente que es responsable, es difícil decidirse a hacer algo. La respuesta inmediata al verse descubierto puede ser la aceptación del pecado con mucha culpa y vergüenza o la negación del pecado y mucha ira con comportamientos violentos ante la confrontación. Si las emociones te dirigen es muy posible que digan o hagan algo de lo que se arrepientan. Necesitas ser dirigido por el Espíritu y por ello debes orar por sabiduría, dirección, por perdón (porque son uno) y porque Dios dé contrición y libertad a quien consume porno.

Tú no vas a hacer que lo deje solo porque se lo pides y aunque te lo prometa no podrá. Es una adicción. Requiere ser acompañado para dar pasos concretos hacia su sanidad. Ministerios como nosotros ayudan a muchísimos a guiarlos hacia la libertad que Cristo da para quien está dispuesto y cree. Asegúrate de que obtenga la ayuda espiritual necesaria.

No condenes al adicto a la pornografía

La primera reacción de algunos cristianos sería enviar al infierno al que hace esto, pero si hiciéremos esto con cualquier pecador nadie se salvaría. En lugar de condenar debemos restaurar y Dios puede hacerlo con nuestra intervención decidida, paciente y amorosa. Esto no implica que no puedas decir cómo te sientes por lo que está pasando, pero debes cuidar cómo te expresas tanto para evitar justificar o minimizar el pecado como para evitar que por tus palabras el otro se sienta desesperanzado y destruido.

Habla dejando ver tus emociones pero sin permitir que estas te controlen. Parece una línea delgada, pero para alguien maduro en la fe es algo natural. Si piensas que no lograrás controlarte, piensa bien lo que dirás antes de hablar y, de preferencia, escríbelo. Probablemente luchas con tus emociones y estas te dominan. Será mejor entregarle una carta para conservar la calma lo más posible. Busca más orientación con alguien de toda tu confianza que tema a Dios.

Indaga con amor y haz una escucha atenta

Debes decir que sabes lo que está haciendo y mostrar pruebas si se niega a reconocerlo. En todo momento evita usar palabras y tener actitudes condenatorias. Si tú pecas de otra manera te gustaría que fueran pacientes y misericordiosos contigo, ¿cierto? Así trata Dios contigo, así que es tu turno para dar de gracia lo que de gracia recibiste. Pecó contra Dios y contra su matrimonio pero necesita tu apoyo para salir adelante.

Pregunta por qué lo hace. Es importante saber las motivaciones que tiene, si expresa alguna necesidad que piensa cubrir haciéndolo, si se trata de un vicio que lleva mucho tiempo practicando y no ha podido dejar o con qué propósito lo hace. En realidad, el adicto al porno no necesita una razón para consumirlo, pero es importante que sepa por qué empezó: curiosidad, morbosidad, lujuria, miedo a relaciones reales, negativa de su esposa a tener relaciones sexuales, autosatisfacción egoísta sin importar el otro, fantasear. De conocer esto depende la ayuda que necesitará y el cónyuge puede apoyar de maneras más efectivas. El propio adicto puede enfocar mejor sus energías, a diferencia de “luchar con la adicción” sin estrategia (como golear el viento). Es usual que lo que fue la motivación al principio ya no lo sea más al cobrar la adicción vida propia.

Pregunta qué piensa sobre esa práctica (si está bien o mal) y qué cree que piensa Dios sobre ello. Escucha las respuestas. En caso de admitir que Dios lo reprueba, entonces pregunta por qué lo sigue haciendo. Ayúdale a ver si entiende las consecuencias en lo personal y para su relación. Estas preguntas tienen el objetivo de hacerle reflexionar. Muchas veces las personas siguen haciendo lo malo porque ya no se detienen a meditar en lo que hacen. Prefieren crear razones para seguir así.

Comunícate con sinceridad, imitando a Cristo

Si mantienes fija en tu mente la convicción de que Jesús es tu guía y modelo para enfrentar esta situación, no dirás nada de lo que te arrepientas. Comunícale lo que esto te hace pensar y sentir sobre tu esposo / esposa, su relación y sobre ti.

Es muy común que esposos o esposas, quizás sin darse cuenta, se sientan insuficientes, inadecuados e incluso comparados en lo físico porque piensan en los cuerpos de quienes actúan en los contenidos sexuales. Quizá también sea tu caso y te sientas así. Antes de hablar del tema y confrontar, reflexiona en cómo te hace sentir y qué te hace pensar todo esto para que puedas comunicarlo con claridad.

También piensa en cómo tu comportamiento hacia tu cónyuge ha cambiado desde que descubriste el secreto. ¿Su comportamiento espiritual, afectivo, emocional y sexual ha ido cambiando desde antes? ¿Cómo? ¿Desde hace cuánto? ¿Qué has notado en ti y en la otra persona desde que sabes que consume pornografía? Háblenlo sin esconder nada.

Otras preguntas más allá de la pornografía

Pregunta si debe confesar algo más. Hay que dar la oportunidad de confesar.

Pregunta explícitamente si está usando el dinero de la familia para pagar servicios sexuales relacionados con la pornografía (compra de fotos y videos a prostitutas, pago por relaciones sexuales -muy importante por razones espirituales y de salud de ambos-, páginas para conocer personas y salir con ellas, por ejemplo). Esto es grave porque está usando los recursos que dios está dando para la familia en inmundicias. No pienses “nunca haría eso”. Las adicciones llevan a las personas a hacer cosas muy malas y muy tontas. En caso afirmativo, exigir que los cancele haya o no pagos programados y exigir el borrado de TODO el contenido en presencia del cónyuge.

Como todo adicto, no se puede simplemente confiar en que lo hará y no importa que lo prometa. Hay que asegurarse. Se necesita supervisar el borrado de números telefónicos y contactos relacionados con el tema. Si es hombre, ¿sigue en redes sociales cuentas de mujeres provocativas, prostitutas, modelos, actrices que explotan su erotismo o tiene contacto con muchachas desconocidas que no saben que está casado? Si es mujer, ¿sigue en redes cuentas de hombres que buscan encuentros casuales, actores que explotan su erotismo o provoca con ciertas publicaciones la admiración y aprobación de desconocidos?

Bloquea páginas vistas en navegadores del celular y computadora, y borren conversaciones de chat que están lejos de ser inocentes o amigables.

Primeros pasos para dejar la pornografía: llegar a acuerdos

Pregúntale a qué se compromete, qué va a pasar si no lo hace y qué tipo de ayuda se va a solicitar. Esto NO es negociable. Se debe trazar metas y caminar hacia ellas con acompañamiento espiritual serio. Asegúrate de que está afrontando esto con alguien de madurez espiritual y, si es posible, de confianza y de buena reputación.

Exige transparencia, honestidad y compromiso para ayudarle a no recaer. Sería bueno recordarle que, cuando se vea en mucha tentación, lo hable (en lugar de solo sentir vergüenza y aislarse) para que oren juntos entre los cónyuges o con su discipulador, amigo o pastor. Pedir ayuda en los momentos difíciles hará la diferencia entre resistir y recaer.

La respuesta inmediata a la tentación es apartarse de Dios e incluso intentará aislarse de ti. Esto es por la culpa y la vergüenza. Necesita ayuda para que haga lo opuesto: debe cultivar como nunca sus disciplinas espirituales, estar cerca de Dios, de ti y de la Iglesia le animará a perseverar.

Así afecta al matrimonio

El adicto generalmente ve como un escape o un desahogo su consumo de pornografía. En realidad, no es tan importante el tiempo que pasa ahí como los cambios en los pensamientos, en las emociones y en los comportamientos que va sufriendo, sin darse cuenta, mientras mira a desconocidos teniendo todo tipo de sexo.

Los pensamientos que está integrando no son de bien para nadie. Al contrario, la idea de que un hombre puede someter sexualmente a cualquier mujer de manera divertida y sin esfuerzos es falsa: verlo repetidamente lo llevará a intentarlo (especialmente si es hombre) y se enojará con el cónyuge cuando tenga indisposición. La idea de que todo funciona a la perfección en cualquier relación sexual es falsa: esposo y esposa deben colaborar en que una variedad de factores y condiciones coincidan para una placentera relación sexual. La idea de que las mujeres lucen como las que mira es falsa: podría producirle rechazo hacia el cónyuge que no luce como los actores, sea en su cuerpo o en su comportamiento sexual. Son unos pocos ejemplos.

En cuanto a las emociones, el adicto se vuelve más egoísta y se enfoca en satisfacer solamente sus deseos y fantasías sexuales, ignorando más y más los del otro en lo que desea, lo que siente, lo que le molesta. En lugar de que el sexo acerque a la pareja, los va alejando. Los comportamientos del adicto al porno muestran cambios de hábitos, pasa más tiempo en soledad o con personas diferentes a la pareja, mira diferente al sexo opuesto, y podría comenzar a establecer comunicaciones con otras personas y a esconder esta información.

¿Qué va a pasar con el ministerio?

Por lo general, el cristiano esposo o esposa adicto a la pornografía esconde su práctica pecaminosa y continúa, como si nada pasara, ejerciendo su posición de autoridad. ¡Incluso podría engañarse pensando que lo que hace no está mal porque todo sigue bien! Ha aprendido a convencerse de ello y hasta pensará que Dios le sigue bendiciendo y usando. Esto va endureciendo su corazón porque piensa que podría seguir así.

Si desempeña un ministerio hay que valorar cómo proceder con los ministros a cargo. Aquí el problema es que muchas iglesias tienen una cultura de condenación y no saben ni quieren restaurar. Para que esto termine bien se requiere tener una cultura de restauración (lee sobre ello aquí). De lo contrario, darles a conocer la situación solo hundirá más al adicto en lugar de proveer para su sanidad.

Se sugiere disciplina quitándole de posiciones de autoridad y cuidado de gente, pero cambiándolas por responsabilidades de servicio que no requieran enseñar, predicar, aconsejar. Quitarle toda responsabilidad lo dejará con más tiempo de ocio y con más riesgo ante las tentaciones. Lo más importante en el matrimonio y la iglesia es darle oportunidad para su restauración. 

Efraín Ocampo es consejero bíblico y fundó junto con su esposa Paola Rojo la organización sin fines de lucro Restaura Ministerios para ayudar a toda persona e iglesia a reconciliarse con Dios y con su prójimo. También es autor del éxito de librería “La Iglesia Útil”, entre otros libros.
Encuentra más sobre este tema en su libro de Restauración Personal “40 días en el desierto“. También lee el libro de Restauración de Relaciones “Amar como a mí mismo” y de Restauración de Iglesias “La Iglesia Útil“. El ensayo “Las Iglesias del Covid-19“ habla sobre cómo reaccionaron las iglesias en la pandemia y cuáles son los retos que tienen por delante.

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