Un pastor también necesita restauración
¿Será común que un pastor no sea escuchado, aconsejado ni discipulado? (más…)
El hombre… ¿para qué es hombre? ¿Cuál es su propósito?
Versión extendida en el siguiente video:
Los legalistas se llenan la boca diciendo que Dios le dio autoridad al hombre, que la esposa se le debe sujetar, que el varón es el que esto y aquello. Quieren gobernar sus casas, sus familias, sus iglesias pero muchos no pueden gobernarse ni a sí mismos. ¡Mucho menos son gobernados por el Señor!
La pregunta correcta es: ¿para qué Dios le dio autoridad al varón? No para dirigir sin amar, no para encabezar sin rendir cuentas, no para guiar sin asumir responsabilidad de sus acciones, como muchos pretenden.
La autoridad que Dios le dio al varón es para:
– representar a Dios como administrador de lo que creó (Gn 1:26-27)
– representar a Dios en su matrimonio al amar, cuidar y servir a su esposa como si fuera su propio cuerpo (Gn 2:21-24)
– amar a Dios al hacer su voluntad (Gn 3, 4:1-7)
– representar a Dios en nuestras relaciones (Gn 4:8-12)
Como vemos, aunque debió cuidar de los animales y la naturaleza el ser humano continúa explotándola y destruyéndola; aunque debería representarle en su matrimonio los divorcios siguen creciendo junto con las cifras de madres solteras y de niños que crecen sin su padre y en muchos casos como huérfanos; aunque debería hacer la voluntad de Dios el mal sobre la tierra sigue creciendo; aunque debería representarle en sus relaciones destruye matrimonios, familias, amistades, relaciones vecinales, de trabajo y males como el racismo, lejos de desaparecer, avivan las llamas del odio en todo el mundo.
Sin embargo, cuando ejercemos la autoridad de Dios como varones guiamos a la humanidad hacia Cristo.
Las situaciones nunca serán totalmente simples, claras ni obvias, pero cuando un hombre no vive solo para lo terrenal sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Ma 4:4) conocerá los principios para imitar a Cristo y para guiar a otros a cumplir sus mandamientos (Juan 15:10).
Que el hombre imite a Cristo y adore así a Dios le capacitará para establecer rumbo, prioridades, principios y ejemplo para guiar a su esposa y a sus hijos. No obstante, Dios hizo a las mujeres a su imagen y semejanza, tanto como al hombre, por lo que su inteligencia y habilidades particulares contribuyen conjuntamente a reflejar la gloria de Cristo si se someten unos a otros.
Varón, ¡sométete a Cristo para servir y guiar con sabiduría de la mano de tu esposa! Son uno en Cristo y son uno con Cristo. Mas el hombre dará cuentas por su esposa. En la iglesia, la cabeza es Cristo, y para que en el hogar sea Cristo la cabeza debe ser cabeza del hombre.
Los textos de Génesis que cité al principio muestran el poder destructivo del pecado del varón: deshonró su ministerio y descuidó a la serpiente (representando a los animales), al árbol (representando a la vegetación) y a su esposa (también representando al prójimo); culpó a su mujer y deshonró su matrimonio; rechazó la verdad y atendió a su mentira desobedeciendo lo dicho por Dios; vio las consecuencias en sus hijos (representando a la raza humana).
El hombre usó su libertad para elegir su propio camino lejos de Dios y ya está claro qué pasa cuando es guiado por su carne, pero puede ser guiado por el Espíritu de Dios si abandona lo uno en pos de lo otro. Y este es el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, humildad y dominio propio.
24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. 25 Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
Gálatas 5
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