Septiembre – Obtén recursos para crecer en tu fe #12Meses12Propósitos
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Cuando los creyentes hacemos un dios a nuestra imagen y semejanza.
Si yo pudiera decidir cómo es Dios…
…eligiría a un dios que no destrozara mi orgullo, para poder hacer lo peor sin remordimiento alguno.
Elegiría a un dios que cumpliera mis deseos y antojos, pero que no me cuestionara nada.
Elegiría a un dios que me escuche, pero que no me hable, mucho menos para darme órdenes o consejos que no van con mi forma de ser y vivir la vida.
Si yo pudiera elegir cómo es Dios, elegiría a alguien que juzgara lo bueno y lo malo a mi manera, aprobando lo que a mí me gusta y conviene, y desaprobando lo que detesto y me afecta.
Elegiría a alguien que siempre estuviera de acuerdo conmigo, porque yo estoy bien y todos están equivocados.
Elegiría a un dios que me impulsara a verme a mí misma como el centro del universo y que busque el éxito y la felicidad a toda costa, donde y como mejor me parezca.
Lástima, por mí, porque Dios es digno, soberano e inescrutable.
Lástima, por mí, porque compartiendo la gloria con el Padre, Jesucristo dio hasta la última gota de Su sangre por mi rescate.
Lástima, porque siendo Rey se haya hecho siervo, humillándose hasta lo sumo.
Lástima, porque el Señor siendo vida murió colgado en un madero, poniendo en jaque toda mi perspectiva sobre el amor, que no es más que sacrificio.
Lástima por mí, porque siendo inocente Jesús, él pagó mi condena.
Lástima que cada parte perdida de la Itzel que conocía haya valido cada lágrima, porque jamás se comparará a lo que él padeció para que yo pudiera conocerle.
Lástima, por mí, que Dios sea inalterable, el mismo desde la eternidad hasta la eternidad.
Pero bienaventurada soy porque Dios no es como me gustaría que fuera. ¡Es incontables veces mejor!
Dichosa soy porque yo no lo busqué, Él me encontró, cuando todo lo que hacía era huir de Él, sin saberlo. ¿Pero qué ser humano no lo haría? ¿Quién, siendo como somos, se pondría en manos de un Dios como él? Nadie. Ni uno solo.
Hoy solo puedo decir: gracias por no ser como me gustaría que fueras, porque podría arrepentirme de todo en mi vida, menos de la dicha de amarte.
Y sé que estoy lejos de alcanzar la perfección, pero esa distancia es directamente proporcional a lo lejos que estoy de rendirme ahora.
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