Pocos creyentes leen la Biblia y le sacan provecho para sus vidas.   La única manera de conocer a Dios y a Cristo es a través de la Biblia. ¡Pero muchos cristianos no la leen!

Pensamos que con ir a cursos, participar en estudios semanales y con escuchar las predicaciones de los domingos ya sabemos lo importante. Eso no ha transformado nuestras vidas. ¿Cierto?

Conocer a Dios realmente provoca una transformación en la vida y eso ocurre cuando diariamente meditamos en sus mandamientos y los ponemos en práctica.

Vivimos tiempos difíciles. La mayoría de los creyentes en las congregaciones no tiene el hábito de leer las Escrituras… ¡mucho menos de meditar en ellas! ¿Aplicarlas? Ya no hablemos de eso.

Meditar en la Biblia, hábito provechoso

Algunos están haciendo un esfuerzo sobrehumano en hacer de la meditación en la Palabra un hábito, pero quienes lo procuran y para quienes lo han logrado y sienten que eso no está haciendo una diferencia en sus vidas, les compartimos estos 7 consejos para que meditar en la Biblia sea muy productivo.

  1. Hazlo una disciplina diaria. Para lograrlo debes anhelar cada día el alimento que su Palabra significa para tu mente y espíritu. No hacerlo significa que algo está mal. Recuerda, si no te alimentas de la Biblia, te alimentas de otras muchas cosas más, como las filosofías de moda, del pensamiento de la cultura dominante o de tus propios deseos malvados.
  2. Escribe, escribe, escribe. Una vez que has conseguido darte el tiempo, toma tu libreta o tu teléfono inteligente y haz anotaciones escribiendo las respuestas a tres preguntas muy sencillas: ¿qué me dijo Dios?, ¿de qué me arrepiento? y ¿a partir de hoy decido que…? Esto te ayudará a que tu conciencia endurecida se despierte y a aplicar lo aprendido cada vez que leas la Biblia. También podrías anotar las dudas con el fin de aclararlas posteriormente, o algún dato nuevo aprendido.
  3. Además de leer, ¡medita! Responder dichas preguntas es lo más básico que puedes hacer. Meditar en la Palabra nos ayuda a entender que no la leemos para saber más y ganar debates o discusiones, sino para comprender mejor cómo es Dios y relacionarnos con él a su manera, no a la nuestra. Meditar implica, además de leer, darte el tiempo de pensar cosas como: ¿qué me revela sobre Dios/Cristo/Espíritu Santo este texto? ¿Me ayuda a conocerlo como Padre / Señor / Salvador / Santo / Justo/ Proveedor / Pastor / Perdonador… (etcétera)? ¿Cuál debe ser mi respuesta a ello?
  4. Comparte a otros cómo te transforma. Discipular a alguien implica enseñarle lo que tú aprendes, cuidar de esa persona y serle ejemplo en todo. No hay mejor manera de vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios que enseñar a alguien lo que sabes y demostrarle cómo lo practicas. Esto es usado para nuestro crecimiento y madurez espiritual. Atrévete a hacerlo.
  5. Sigue un método de lectura. Tomar al azar textos bíblicos es la mejor manera para descontextualizar verdades y doctrinas. Hay muchos métodos de lectura, como la Biblia en un año y devocionales que te dicen qué textos debes leer ese día. Para empezar y continuar sugerimos escoger un libro y leer verso a verso sin una extensión determinada. Haz un alto cuando sepas que lo aprendido es suficiente para llevar a cabo el punto 2. Si eliges un evangelio, sigue con los demás evangelios. Si eliges una carta de Pablo, sigue con las demás cartas después. A los nuevos creyentes les recomendamos empezar por los evangelios y seguir con las cartas del Nuevo Testamento.
  6. Aplica un método de estudio. Quienes desean hacer de su tiempo de meditación bíblica algo aún más productivo les aconsejamos seguir el método el inductivo. En este curso de Restaura Ministerios les decimos cómo aplicarlo. Da clic aquí para descargarlo gratis.
  7. Persevera en ello. Cuando pecas, dejas de abrir la Biblia. Sin embargo, cuando fallamos es cuando más necesitamos abrirla y meditar en la voluntad de Dios. Habrá días muy ocupados, días en los que no tengas ganas, días tristes o en los que sientas culpa por ser desobediente, pero tú ¡medita en su Palabra más que nunca! Te darás cuenta de que, más que una disciplina espiritual, es una necesidad porque ya es tu alimento diario.

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Efraín Ocampo es consejero bíblico y fundó junto con su esposa Paola Rojo la organización sin fines de lucro Restaura Ministerios para ayudar a toda persona a reconciliarse con Dios y con su prójimo. Es autor del éxito del librería “La Iglesia Útil”, entre otros libros.
Encuentra más sobre estos temas en su libro de Restauración Personal “40 días en el desierto“. También está disponible el libro de  y de Restauración de Iglesias “La Iglesia Útil” y de Restauración de Relaciones “Amar como a mí mismo“.

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