Qué hacer cuando alguien te cae mal
Explora tu corazón cuando evitas a ciertas personas porque te caen mal. (más…)
La conversión de Saulo nos enseña sobre nuestro papel en la restauración.
Texto: Hechos 9:1-18
Personaje: Saulo de Tarso
Saulo obtuvo del Sumo Sacerdote cartas para capturar a los que enseñaban en las sinagogas de Damasco sobre Cristo y llevarlos presos a Jerusalén. En el camino, una luz resplandeciente lo tiró del animal que lo llevaba y una voz del cielo le habló.
Está sumido en un celo religioso que había nublado su entendimiento. Saulo, como un hombre educado por un maestro de la ley, el fariseo llamado Gamaliel, tenía a Jesús por un suplantador, engañador del pueblo. Era conocido por ser un fariseo que entraba a las casas y se llevaba a los cristianos para meterlos a la cárcel. Era un judío de profunda religiosidad, pero sin Dios.
Un hombre violento que “respiraba amenazas” según la descripción del texto. Era consumido por el odio, el enojo y el celo por su religión. Vivía para destruir a los del Camino. El texto narra un cambio radical en sus emociones luego del encuentro que tuvo con Cristo. Ahora era temeroso de aquel Señor que se le manifestó rumbo a Damasco en medio de una luz enceguecedora. Dejó de comer y de beber, lo que indica angustia, incertidumbre, confusión. Saulo también estuvo orando durante ese tiempo, por lo que también podemos inferir que clama al mismo Dios al que perseguía, quizá buscando orientación, certeza.
Este hombre recobró las fuerzas luego de levantarse, ser bautizado y haber comido, pero esas fuerzas no le vienen solo por el alimento, sino por el Espíritu que ahora habita en él.
El mismo Señor se le aparece para confrontarlo por sus actos: ¿por qué me persigues? No es un acto de justicia, sino de gracia. El Señor quiere sanar, quiere restaurar. ¡Y lo hace! Las escamas en los ojos son parte de este proceso. Ahora, la ceguera temporal ayuda a Saulo a comprender que sus ideas sobre Dios lo tenían cegado. Al no ver con sus ojos se ve forzado a ver la realidad. Es una invitación a orar y a meditar. Recobrar la vista anuncia el fin de la ceguera espiritual de Saulo. Ananías es retado a vencer sus miedos y a dejar de ver con los ojos. Ananías ve a Saulo de Tarso, mientras que Dios le explica lo que él ve. Las visiones de Saulo en las que ve a un hombre llamado Ananías que le ayudará a recobrar la vista son consuelo y cuidado amoroso. Saulo no está preso, la única cárcel es su amargura y, su falta de fe. El hombre violento es restaurado con el amor y servicio de la iglesia mientras el Señor lo libera. El relato no solo habla de la conversión de Saulo, sino del ministerio de la iglesia y cómo el Señor la usa para restaurar a quienes va llamando.
Gracia que irrumpe con violencia en la vida de Saulo para sanidad-salvación. La fe que recibe Saulo anuncia su nuevo nacimiento al abandonar la ceguera espiritual. El Señor lo llama y llena de su Espíritu. Jesucristo tomando la iniciativa en todo momento.
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