Cómo honrar a Dios con mis emociones
Las emociones son parte de nosotros y de nuestra espiritualidad. (más…)
Las parejas tienen todos los privilegios y ninguna responsabilidad. En nuestra cultura occidental, el noviazgo hace más daño a las iglesias de lo que nos imaginamos. No, no es otra idea legalista para que nos encerremos en nuestros templos y digamos que el mundo es perverso. Meditemos en lo que ahora mismo está ocurriendo.
En los siguientes puntos es resumido en qué consiste el noviazgo tal como es practicado en nuestra época, un modelo que por lo regular es imitado por el noviazgo entre creyentes, con algunas variantes, según atestiguamos como consejeros bíblicos en Restaura Ministerios:
En fin, que de la misma manera que entre los no creyentes comienza el noviazgo a partir de la atracción física. La razón: están enamorados. La verdadera razón: se gustan, se sienten atraídos, quieren compartir más que una amistad. Luego, eso significa que ambos son más que amigos y tienen ciertos privilegios como la intimidad, tanto en la confianza como en el aspecto físico.
Es cosa de tiempo para que tengan relaciones sexuales y muchas parejas de solteros creyentes están teniendo sexo antes del matrimonio. Las iglesias hacemos como que no pasa nada. No es por espantarnos, el problema es que es pecado contra Dios, contra ellos y contra otro (1 Corintios 6:18).
De esta manera, los solteros disfrutan de algunos de los beneficios del matrimonio sin las responsabilidades que conlleva. No es extraño ver noviazgos de años y años. Seamos honestos: la mayoría no son novios de manita sudada o por lo menos se exponen inútilmente a las tentaciones.
Por supuesto, no todos los noviazgos entre creyentes son así, pero vemos una fuerte tendencia en este comportamiento.
Cuando los novios cristianos imitan el modelo de noviazgo de nuestra cultura sin Dios, se prepara el terreno para las consecuencias que vemos en ese mundo sin Dios.
Las iglesias ven cada vez más embarazos entre chicos solteros. Su respuesta “espiritual” es obligarlos a casarse, cuando la responsabilidad venía de más atrás y este es un mero remedio.
Empeora el panorama que más y más jóvenes se casan por las razones equivocadas, como llevar ya algún tiempo de “noviazgo”, querer intimidad o pensar que si ya se tuvo intimidad sexual la manera de arreglar el error es llegando al altar. La manera correcta es dejar de fornicar, pidiendo perdón a Dios. En todos los casos deben pensar si realmente quieren hacer un pacto matrimonial o si únicamente sienten atracción, cariño y emociones… o costumbre.
Si lo pensamos un minuto, cuando los solteros tienen noviazgos y relaciones sexuales con una pareja, y otra, y otra, cuando por fin se casen con alguna, si no se han arrepentido de los pecados pasados, arrastrarán un comportamiento fundamentado en el erotismo, lo cual incrementará las probabilidades de la infidelidad. Si hay adulterio, el divorcio entra como opción. Eso también ya lo vemos con frecuencia.
Seamos cómplices al ayudar a restaurar, no para tolerar el pecado. Debemos responder de forma preventiva, fortaleciendo la consejería bíblica entre los jóvenes solteros para que comprendan las bendiciones de la etapa que viven y las que corresponderán a una etapa diferente, como lo es el matrimonio. Lo que bien comienza bien termina, y si comenzó mal hay que restaurar.
Como nunca antes hay que enseñar el modelo bíblico del noviazgo, aquel que consiste en comenzar un noviazgo siempre que exista un compromiso de prepararse para el matrimonio de parte de ambos.
Los solteros que desean casarse realmente deben prepararse para ser esposos y esposas, en lo espiritual, en lo económico, en lo laboral, en lo familiar, etcétera.
Dios instituyó el matrimonio como algo sagrado y el noviazgo es su antesala. Por esa razón promovemos en nuestro libro “Amar como a mí mismo” que los solteros tengan amistades largas, noviazgos cortos y matrimonios para toda la vida.
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