Esto cuenta Lucas en el cuarto capítulo de su evangelio.

Este es el momento en el que todo cambió para Jesús y Jesús empezó a cambiar todo. El Espíritu lo llevó al desierto y ahí tuvo un tiempo especial con Dios. El diablo sabía que haciendo caer en pecado a Jesús pondría toda la balanza a su favor e intentó hacerlo desde el principio. Pero Jesús se mantendría obediente a Dios hasta el final.

El diablo le pidió a Jesús tres cosas clave: que cediera ante sus necesidades, que le diera su adoración y puso en duda lo que Dios ha dicho en la Escritura pidiendo que Dios demostrara si realmente lo es. El diablo usó la Escritura, la conoce y la cree, y porque la cree quería destruirla. Jesús usó la Escritura también y demostró que es verdad.

Como ves, aunque unos usen la Biblia para su provecho, eso habla de la naturaleza de quien lo hace, no de la de Dios o de la Escritura. Una verdad puede ser usada con propósitos perversos, y para ello debe ser distorsionada. Jesús nos enseña a buscar la verdad como Dios la dice para ser libres.

Más tarde, Jesús declara a los suyos quién es él y a qué vino, pero no le creyeron. Y luego Lucas relata cómo Jesús demostró, esta vez con hechos, que venía de parte de Dios a hacer justicia aliviando el sufrimiento del oprimido, del enfermo, del pobre, del esclavo. La Navidad recuerda quién es Jesús y a qué vino.

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