Los cambios en Consejería no ocurren por arte de magia
Esto es lo primero a considerar al pedir Consejería Bíblica. (más…)
En 7 pasos te ayudamos a reconocer si estás a un paso de la infidelidad.
Esta inocente escena del popular programa de TV, Malcolm el de en medio, ayuda a entender otra escena que es triste y dolorosa: la infidelidad en el matrimonio.
El video recrea con humor la supuesta infidelidad de un hijo a su madre al dedicarle tiempo a otra madre, pero nos ayuda a distinguir si podrías estar muy cerca de la infidelidad en tu matrimonio o si ya lo estás haciendo y no has querido reconocerlo.
Mujeres y hombres se justifican a sí mismos diciendo que no han tenido relaciones sexuales con nadie más, y que por eso su caso no se trata de una infidelidad. Mentira. Si estás buscando dedicar un tiempo a solas con alguien del sexo opuesto que no es tu cónyuge, te atrae o simplemente deseas ver a esa persona porque te hace sentir bien… ¡cuidado! Se está cocinando en tu mente y corazón una infidelidad.
No necesitas tener sexo con otra persona para ser infiel. Jesucristo descubrió las intenciones del corazón humano al enseñar que si codiciamos a alguien que no es nuestro esposo o esposa ya adulteramos en nuestro corazón (Mateo 5:27-29). ¿Es Jesús más estricto que la ley? Él sabe que todo comienza con un deseo y sabe que lo ejecutaremos tarde o temprano.
El video nos ayuda a reconocer las diversas formas en las que se manifiestan las infidelidades.
Cuando uno de los esposos es infiel abundan las mentiras sobre los sitios donde pasa el tiempo. El personaje llega diciendo que su tardanza se debe a que pasó tiempo en la biblioteca, pero lo dice para cubrir lo que realmente hizo.
¿Mientes para encubrir que pasaste tiempo con un buen amigo o amiga? Quizá lo haces no solo porque crees que le molestará a tu pareja, sino porque en el fondo sabes tu motivación al estar un tiempo a solas con esa persona y hacia dónde llevarán estas mentiras.
Efectivamente, existen numerosas señales que evidencian la infidelidad. Pueden ser cambios en la rutina, ausencias prolongadas, marcas o rastros de la infidelidad (desde mejoras notables en el arreglo personal, pasando por el clásico labial en la camisa y el olor de un perfume o loción, hasta regalos o detalles sospechosos).
Cuando piensas en que en algún momento del día te cruzarás con esa persona, ¿procuras mejorar tu arreglo en apariencia y olor? ¿Tus acciones van encaminadas a provocar un encuentro con alguien? ¿Piensas en hacer una “inocente” invitación a tomar un café para pasar un tiempo a solas con la persona aunque nada más sea para platicar?
Niegas que los dos puntos anteriores estén ocurriendo y tus intenciones. Lo más usual es culpar a la pareja víctima de la infidelidad de paranoia, inseguridad o de pensar mal.
Si tú temes a Dios y quieres obedecer haciendo lo correcto, debes ser honesto. Solamente tú puedes detener este camino que estás emprendiendo hacia la infidelidad y si ya estás leyendo esto significa que podrás lograrlo con ayuda de Dios.
Normalmente, el infiel encuentra en otra persona lo que no encuentra en casa y se siente atraído por las virtudes que encuentra en alguien más. Al principio, todo se esconde detrás de la amistad, la admiración o una buena intención.
La mejor forma de identificar que una infidelidad está comenzando es examinar las intenciones del corazón haciendo preguntas como estas: ¿me interesa esta persona? ¿por qué? ¿me hace sentir bien? ¿me atrae? ¿me gustaría tener su atención?
El infiel justifica sus acciones alegando recibir algo que no se tiene en casa o comparando virtudes o atenciones.
La infidelidad no se justifica teniendo la razón. Es posible que la pareja no te dé atención o lo que tus expectativas demanden, pero eso no es una licencia para actuar egoístamente y cometer pecados. Si ya estás adulterando, debes reconocer que tus acciones son una transgresión y rebeldía contra Dios, y debes arrepentirte. Es el primer paso en la restauración de tu matrimonio.
Muchas veces, detrás de la infidelidad existen razones que, aunque no la justifican, pueden ser válidas. Lógicamente, el infiel debió discutir previamente con su pareja su desacuerdo, desánimo o frustración para encontrar soluciones, antes de consumar el engaño.
Aunque hay insatisfacción, muchos no pretenden abandonar a su cónyuge, sino que son infieles… por las “galletas”… aunque sean “compradas”.
Las razones, aunque válidas, nunca serán justificaciones para la infidelidad. Nada justifica deshonrar el Pacto Matrimonial que se tiene con Dios y con el cónyuge. Es deber de cada uno gozar el Pacto Matrimonial superando las “buenas razones” al trabajar en ellas con amor, comprensión, paciencia y mucho gozo. Si el esposo y la esposa tienen a Dios podrán superar cualquier cosa. Sí, cualquiera. Un pacto es un pacto, mayormente con Dios.
Los matrimonios que sufren infidelidad, orgullo, celos, ira o cualquier otro pecado, pueden encontrar restauración mediante la fe en Cristo. Pidan ayuda, porque Jesucristo puede hacer nuevas todas las cosas.
27 »Ustedes han oído que fue dicho: “No cometerás adulterio”. 28 Pero yo les digo que cualquiera que mira con deseos a una mujer, ya adulteró con ella en su corazón. Mateo 5 (RVC)
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5 (RV1960)
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