Cómo honrar a los padres… incluso a los malos
Descubre de qué forma puedes dar honra a tu padre y a tu madre. Puedes escuchar aquí el podcast (Episodio 11 de la Primera Temporada) de Consejos Divinos que grabamos sobre este...
Reflexiones sobre la venida a México del líder del catolicismo.
He visto cómo evangélicos y católicos se han dado con todo durante los días de la visita a México de Francisco, la cabeza del catolicismo.
En persona o en redes sociales, unos trataron de convencer a otros. Fui testigo de cómo algunos evangélicos se burlaron y ridiculizaron a Francisco y a los católicos. También algunos católicos contraatacaron. Hubo insultos cruzados, frecuentemente para atacar al otro y sus creencias.
20 Si alguno dice: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios, a quien no ha visto? 1 Juan 4 (RVC)
Cuando Dios nos manda a amar al prójimo como a nosotros mismos es porque si no amamos a alguien que vemos, ¿cómo vamos a amar a alguien que no vemos? Insultar y burlarse no es amar. Al hacer semejantes cosas negamos que Cristo sea nuestro Señor.
Manifestamos no ser nuevas criaturas, como predicamos, sino los mismos de siempre, pero con un lenguaje cristianizado.
Al tener esas vergonzosas peleas se quiere humillar al otro, no defender la verdad. Es más, al hacerte pasar por un cristiano y no comportarte como Cristo lo alejas de ella.
Tal espectáculo pone en evidencia que ser evangélico o católico no es lo que salva.
Llamarnos evangélicos o cristianos no nos hace diferentes a aquello que criticamos cuando nuestras palabras no son las de Cristo. Nos sentimos mejor al pensar que estamos del lado correcto. No es suficiente, debemos hacer lo correcto. No estamos en la verdad por saber que es la verdad, sino al vivir de acuerdo con ella.
¿No amamos al católico también para que la fe en Cristo le salve? Por el contrario, somos un estorbo.
Por mucho que creamos en la Biblia, la despreciamos cuando no ponemos por obra lo que enseña. Las hemos puesto en una vitrina para admirarlas, pero no las usamos. Buscamos ganar discusiones, no amar al otro para darle a conocer a Dios. Comunicar el evangelio no es nada más tener el mejor argumento con la verdad de tu lado, es demostrar que lo crees viviendo el evangelio.
Claro, es necesario exponer la verdad verbalmente y hacer ver el error para distinguirlo de la mentira. ¿Cómo lo vamos a hacer? No con las palabras que oí y leí de quienes debían hablar gracia, pero hablaban con orgullo y soberbia.
17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. 1 Juan 4 (RVC)
El que no conoce la gracia y el amor de Dios no puede hablar con gracia y con amor de Dios, esa responsabilidad y privilegio es de quien conoce la gracia y el amor de Dios. ¿Cómo creerá cualquiera en estas cosas si no las vivimos ni las demostramos? ¿Cómo les hablaremos del poder del Evangelio si nosotros mismos no hemos sido transformados? No importa si te dices evangélico si no vives el Evangelio, no importa si te haces llamar católico si no vives el Evangelio. Ser una u otra cosa no te va a salvar.
También podría interesarte: