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Cambian una frase de la Biblia por considerarla polémica.
Francisco, el líder de la Iglesia Católica, hizo oficial el cambio a la oración conocida como el Padre Nuestro porque, supuestamente después de mucha investigación, la traducción que dice “no nos metas en tentación” está mal “desde un punto de vista teológico, pastoral y estilístico”, según anunció el catolicismo de Estados Unidos.
De acuerdo con la justificación del cambio, el texto da una falsa percepción de Dios.
“Un padre no nos mete en tentación, un padre te ayuda a levantarte inmediatamente”, dijo el Papa entonces. “No es una buena traducción porque habla de un Dios que induce a la tentación”.
“El que te mete en tentación es el diablo”, añadió. “Es el papel de Satanás”.
Papa Francisco ante medios italianos sobre el cambio
A raíz de la polémica del líder de la Iglesia Católica muchos salieron a defender la Biblia, pero ¿en realidad qué estamos defendiendo algunos? ¿Defendemos lo que dice con fe e integridad o solo defendemos un libro sagrado porque vemos amenazada nuestra identidad?
No puedo dejar de pensar y preguntarme qué significa defender la autoridad de la Biblia, pues si tiene autoridad sobre mí debería estar creyendo y practicando lo que ella dice. ¿De qué serviría decir que la Biblia tiene autoridad pero yo soy mi propia autoridad?
Más que seguir con la polémica en uno u otro sentido quiero atraer tu atención al hecho de que el líder de la Iglesia Católica está diciendo que, cuando encontremos en la Biblia algo que no entendamos, nuestra respuesta debe ser una explicación extrabíblica o que el texto está mal traducido.
¿Estamos leyendo con prejuicios intentando que la Biblia diga lo que nos parece aceptable o incluso políticamente correcto? Parece que estamos tratando de explicar lo que Dios quiso decir. Ahora, es cierto, es una traducción. La pregunta es: ¿cómo podemos seguir dando autoridad a las Escrituras mientras nosotros mismos la descalificamos?
Otra pregunta es: ¿hasta qué punto leer con ideas preconcebidas nos llevará a interpretaciones alejadas del mensaje original de Dios? Francisco desacreditó el texto bíblico porque no embonaba en su entendimiento sobre el Padre. De hecho, he escuchado a muchos hacer lo mismo y también yo lo hice en el pasado.
Lo anterior nos hace pensar en que Francisco parece tener la verdad en cuanto a lo que un padre debe ser. En su cabeza, esa imagen de lo que debe ser un padre moldea lo que el Padre debe ser.
¿No debería ser al revés? Lo que leo sobre el Padre debería moldear mi idea sobre ser padre. Son estas contradicciones las que pretendo cuestionar.
Con este tipo de razonamientos terminamos juzgando a Dios, intentando que sea lo que me parece debe ser y que no sea lo que me parece no debe ser. Sin embargo, su revelación es para conocerle tal como se ha revelado.
Sí, él es mucho más de lo que ha revelado de sí mismo y las Escrituras no contienen la totalidad de lo que hay que saber sobre él, su mente y sobre todo; no obstante, nos dicen quién es él y nuestra mente debe ser transformada para conocer y comprobar lo que él dice, es y hace. Sería una necedad hacer a Dios a nuestra imagen y semejanza.
Este artículo no tiene el propósito de entronizar a la Biblia y hacerla nuestro dios, como muchos hacen hoy en día.
Comparto estos pensamientos para cuestionar cómo nos aproximamos a ella porque el resultado será nuestro entendimiento sobre Dios, el cual podría ser fiel a su revelación o fiel a nuestros conceptos e ideas. En ello el Espíritu Santo es determinante, pues conocer a Dios no es un proceso meramente intelectual, sino principalmente espiritual.