La crisis de fe de quien sufre la muerte de alguien amado.

¿Alguna vez has tenido una crisis de fe? ¿A qué me refiero? No hablo de dudar de la existencia de Dios, eso para mí está fuera de la mesa, ni siquiera te atrevas a querer convencerme de lo contrario, Dios existe, es tan real para mí como el aire que respiro, lo he visto cambiar vidas, lo he visto transformar corazones de piedra en verdaderas obras de arte y lo he observado en mi vida de formas tan sutiles y otras tan obvias que parece que me firma los cheques para que yo entienda que nadie más puede hacer los milagros que he visto operar delante de mis ojos. Miro la naturaleza y veo diseño, refinamiento, simbiosis, perfecta armonía, nuestras células, tejidos, órganos y sistemas declaran el poder del Creador. No hay discusión: para mí, digan lo que digan los escépticos, Dios el Gran Yo Soy que hizo una obra maestra para que viviéramos en ella.

¿Entonces a qué crisis de fe me refiero? No a las crisis de duda, sino a las crisis por falta de información. Esta semana me pasó. Mira te pongo en contexto: la última semana de vida de mi esposo sufrió temperaturas altísimas. No hubo medicamento ni procedimiento para hacer que su fiebre descendiera. Cada 20 minutos por tres días hice todo lo que pude para bajarle la fiebre de 40° por la influenza. Su sistema inmune estaba debilitado por la leucemia y por un mes los dos estuvimos luchando con una gripa que no se iba y eso acabó por debilitarlo. Tengo pesadillas por esa semana horrible. Luego lo vi entubado las últimas horas en el hospital, rodeado de aparatos, sufriendo por insuficiencia respiratoria hasta que su corazón comenzó a fallar. Por 25 minutos observé al equipo médico en urgencias haciendo todo lo que pudieron para resucitarlo. No tienes idea lo espantoso que es ver al amor de tu vida, un hombre que conociste tan fuerte, alegre y lleno de vida en ese estado. Todo fue tan rápido que mi mente no podía entender lo que estaba pasando. Una semana antes nos habíamos ido de luna de miel a Isla Mujeres y de un momento a otro ya no estaba.

Sé que tu mente está viendo esa escena terrible y no quiero que te quedes con eso, pero necesitas entender lo que pasó esa semana con esos lentes para que puedas dimensionar mi crisis de fe.

El lunes mis dos hijos varones empezaron a sentirse mal. El martes los dos tenían fiebre que pudimos manejar con medios físicos, pero el miércoles seguían con temperatura recurrente que se bajaba temporalmente con el antipirético pero el antibiótico parecía no hacer nada. El miércoles ya me sentía muy nerviosa. Dani no había comido nada, tenía náuseas y dolor en los ojos, se veía débil y con fiebres que llegaban a los 39°. Como a las 11:00pm me puse a llorar y a tener una charla con Dios. Debes saber esto, temo a Dios, en el buen sentido, me rehúso a faltarle al respeto, a retarlo o a dudar de sus planes, pero esa noche mi nivel de estrés junto con el recuerdo fresco en mi mente me hizo clamar: “¿Dios qué estás haciendo? ¿Dónde estás ahora? Señor no soy tan fuerte, ¿La prueba no se ha terminado? Padre, no puedo sentirte. ¿No ha sido suficiente? ¿Qué quieres de mi?”.

Terminé mi oración y tomé mi cuaderno de dibujo y saqué mi vieja caja de colores, y me puse a dibujar los hermosos ojos de Hiram. “No quiero que se me olviden sus ojos”, pensé. Me puse mis audífonos y abrí el navegador para escuchar música. No iba a poder dormir velando la fiebre de los hijos así que necesitaba algo para mantenerme despierta.

Y entonces mi conversación con Dios cambió de tono, (y vamos a tener que hacer esto interactivo), porque yo le decía “Señor no soy tan fuerte” y entonces esta canción comenzó a sonar en la lista de reproducción, vas a tener que parar para escucharla: https://youtu.be/ne8GgW8tA68

“No acaba todo aquí, recuerda a tu Creador, hay vida más allá… Los que esperan en Dios, siempre prosperarán, lucirán sus alas como la crisálida”, qué casualidad que apareciera esta canción justo en medio de mi crisis ¿cierto? No creo en las casualidades, no busqué esa canción, no la conocía (ahora la amo, gracias Marcos Vidal), y seguí dibujando, luego bajé a revisar la temperatura de los dos. Esteban ya no tenía, pero Daniel estaba en 38.3°. Cambié la toalla húmeda de su cabeza, le coloqué otras en sus axilas, lo obligué a tomar el suero y volví a la mesa a orar: “Padre por favor dime ¿qué quieres que aprenda? Por favor háblame…”. Y entonces le di continuar a la música y esto comencé a escuchar, pon atención: https://youtu.be/TPk460hD8JM

“Dios no improvisa, Él sabe lo que hace, estamos en las manos correctas…” En ese punto Dios ya tenía mi completa atención: “Estoy en las manos correctas, mi vida está depositada en las manos del Dios que no improvisa, no pierdas la esperanza, aunque no lo comprenda, Él es mi fortaleza en tiempo de aflicción, Dios sabe lo que hace”.

En ese momento estoy dibujando los ojos más hermosos que conozco y no puedo dejar de llorar y preguntarme: ”¿Me estás hablando? ¿Estás aquí?”, termina la canción y sigue la conversación. Esto duró cuatro horas. Dios me estaba diciendo: “entiendo. No dejes que tus emociones cieguen la verdad. No dejes que el cansancio y la fatiga no te permitan ver que estoy llorando aquí contigo. Y, ¿qué si la prueba no termina? ¿Sólo crees cuando todo está bien?”. Y continúa el momento y otra canción mientras coloreo esos ojos que me trastornaban: https://youtu.be/Z4AmC2aYzbg (no sigas si no escuchas la canción, necesitas entender lo que está pasando). Dios me estaba diciendo alza tu mirada; la vida no se acaba.

Y es que Dios no ha acabado conmigo y no ha terminado contigo. Job no sabía todo lo que le faltaba hasta que estuvo en el punto de quiebre, ese en el que no te queda nada más que Dios y puedes casi tocarlo. Entonces es tan claro: la crisis sirve para que yo aprenda no a orar hasta que Dios me escuche, sino hasta que yo escuche a Dios: https://youtu.be/jiTeb84HanM

“Dice Dios: te haré saber, te guiaré y te enseñaré el camino por el que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.” Salmos 32:8

Dios no se limita a mis circunstancias. Si Él dice que va a enseñarme y que va a guiarme, entonces mi trabajo es caminar como viendo lo que está delante. Porque Dios no improvisa. Dios tiene un plan. Mi trabajo es creer. Dios está en una dimensión en la que ya está en el futuro.

Ayer mi mejor amiga me enseñaba algo que no sabía. Jeremías 29:22 dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Y me encanta este versículo, pero ella sabe que me obsesiona descubrir lo que dicen las palabras y me explicó que “pensamientos” en hebreo (Majashabáh; ¿delicioso, cierto?) significa: plan, diseño o complot. ¡Interesante! Dios está planeando, él tiene un acuerdo secreto con él mismo para hacer algo maravilloso y bueno en mi vida. Aunque para mí parece lo contrario él puede ver el resultado final. Aunque ya percibo lo que esta prueba potencialmente puede hacer en mi vida, en la de mi familia, en la de la iglesia Bíblica El Camino, es tan grande y exponencialmente tan poderoso que tengo dos opciones: cerrar los ojos y ahogarme o decidir que no me quiero perder de nada. Esta semana estuve en terapia de choque con la enfermedad de mis hijos y aprendí que en su presencia está mi refugio, de otra manera lo único que tengo es vacío y falta de propósito. Mi amigo, si no tienes a Dios en tu vida no sé cómo podrías pasar una prueba como esta. No deseo para nadie semejante vacío. https://youtu.be/xW1DL_oZRxU

Mira, yo estaba dibujando, llorando agobiada por el miedo, peleando y gritonéandole a Dios y lo que él hizo fue traerme serenata. ¿Cómo no amar a este Dios que sana, que restaura, que me hace descansar en sus brazos, que lleva mis cargar y cambia mi lamento en canción?

Una canción más ¿quieres? Esta está basada en el Salmo 42. Te invito a leerlo. Esta semana me hice la misma pregunta que se hizo el salmista: “¿por qué me has olvidado?”. Y luego tuve que preguntarme: “¿por qué te abates alma mía? Espera en Dios porque aún he de alabarle, Dios mío y Salvador mío”. https://youtu.be/yP1plVEsz_Y. Por cierto, la hermosa voz es de mi hermanita Maru Gomez de A).

Así terminó la serenata espiritual. Al día siguiente nuestro amigo y médico acertadamente le cambió el antibiótico a Dani y la temperatura de mis hijos el jueves a las 5:00PM había cedido. Por fin pudieron comer. Nos quedamos entonces en cama los tres acurrucados a leer y descansar en Dios, conociendo que El Shadai vivifica el corazón de los quebrantados y nos da consuelo.

Puedes seguir la play list en Spotify, ya la subió Ana: https://open.spotify.com/…/kimmysekai/playlist/7jNVGduwzTT7…

Catalina Gomez Fonseca fue esposa del pastor Hiram Ramírez, quien el 2 de enero de 2019 descansa esperando el día glorioso de la resurrección. Tuvieron 3 hijos que educaron en casa. Viven en Puebla, México. Desde hace 21 años ha servido en la Iglesia Bíblica El Camino. Es diseñadora gráfica de profesión, lingüista por hobby, maestra por vocación, apasionada estudiante de la Escritura y los idiomas bíblicos, canta desde los 9 años y está convencida de que la Biblia contiene respuesta a todas las preguntas de la vida. Es coautora del Blog Hijos de Abraham, un espacio de provocativa reflexión bíblica.

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