Nuestra oportunidad de oro como cristianos
La gente observa a los cristianos... ¡y hay que aprovecharlo! (más…)
Esta es la historia de una familia que empezó mal y Dios la restauró.
Estudio bíblico acerca de cómo Dios restaura a una familia que empezó mal, como muchas, marcadas por el pecado y el dolor.
David actuó impulsivamente y se acostó con una mujer de otro que había codiciado. Se valió de su posición de autoridad de rey y abusó de su poder. Ella quedó embarazada. Él intentó hacer que su esposo tuviera relaciones sexuales con ella para encubrir el pecado. Al fallarle este plan, ideó el homicidio del aquel hombre justo y, habiendo quedado viuda, se casó con ella. Luego de que el niño nació Dios determinó que el niño moriría. David rogó a Dios para moverlo a misericordia pero no fue así. Experimentó la angustia por su pecado y aceptó la voluntad del Señor. Esta resignación lo impulsó a consolar a su esposa y a seguir su matrimonio, fruto del cual nació el que fuera el gran rey Salomón. Dios bendijo a David luego de su arrepentimiento y, en efecto, el rey no volvió a cometer el mismo error.
Esta familia comenzó por las razones incorrectas. David era un hombre noble, que amaba a Dios, pero su corazón se había endurecido por su pecado a tal grado que no podía reconocer el mal que había hecho. La soberbia lo llevó a quedarse en su palacio en lugar de salir a pelear con su ejército. Al estar ocioso codició a una mujer de otro. La violó haciendo uso de su poder. Quiso encubrir su pecado. Mintió al esposo de ella. Tramó el asesinato de un hombre justo. Siguió su vida como si nada hubiera pasado. Aunque no tenemos toda la información, esto evidencia una progresiva corrupción de su corazón. Es así como se casa con Betzabé y comienza una familia que ha empezado muy mal. Deben lidiar con la culpa, el dolor de un bebé que murió, resentimiento, el abuso, la hipocresía.
Aunque no tenía que haber existido y surgió por el pecado de David, Dios redime a esta familia de manera misericordiosa y amorosa sin importar cómo fue su inicio. Dios tomó esta familia e hizo nuevas todas las cosas, por lo que, esto que vemos aquí, es la definición precisa del verbo “redimir”. Dios no solo le dice a David que pecó, sino que la forma didáctica en la que se lo dijo es determinante para que reconozca su falta y, además, se arrepienta. El interés de Dios no es condenar, es salvar y ese es siempre su propósito cuando toma cartas en nuestras vidas. Es tan grande su misericordia que da oportunidad al arrepentimiento para impartir perdón. Dios restauró a esta familia y es lo que la iglesia local debe hacer con las familias que se reconcilian con él por medio de Cristo. Tenemos el compromiso con las familias, lleguen como lleguen, a amarlas como Dios las ama y a ser instrumentos para que él las restaure dándoles consuelo, ánimo y consejo bíblico para que abandonen sus pecados y gocen la nueva vida posible en Jesús.