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Nuestro amigo Óscar Contreras de Guadalajara compartió este texto y hacemos lo propio. (más…)
Leer y conocer la Biblia no es suficiente hasta que conocemos a su Autor.
En nuestro artículo pasado compartimos principios básicos para poder abrir nuestra Biblia y leer con una dirección clara. Recomendamos siempre poner en práctica esos principios y no actuar de manera contraria, ya sea que leamos una porción pequeña y aleatoria o que sigamos un plan de lectura con regularidad. Recordemos que la aplicación de los principios requiere práctica, así que no abandonemos los intentos sólo porque no lo logramos siempre. Sin embargo, la Biblia en su totalidad fue escrita con varios objetivos fundamentales para cada lector, si éstos no se cumplen, toda la lectura realizada no será fructífera.
Podría pasar mucho tiempo, incluso años, antes de que una persona que practica la lectura de la Biblia se dé cuenta de los objetivos primordiales de la lectura, es decir, hacia dónde debería llegar con el conocimiento adquirido: Fe salvadora (2 Timoteo 3:15). Basándonos en lo que la misma Biblia enseña y la experiencia de muchos cristianos en la historia, presentamos principios que llamaremos “devocionales”, con el objetivo de ayudar a los lectores constantes y fieles (aunque también a los casuales) a conocer a Dios, el autor de la Biblia.
Los llamamos principios devocionales porque están centrados en la relación entre el lector y el Autor, a diferencia de los principios anteriores, centrados en la relación entre el lector y el Libro. La relación entre el lector y el Autor no es otra cosa que la relación entre el humano y Dios, es decir, entre la criatura y el Creador; dicho de otra manera, es una relación devocional porque va de lo bajo y terrenal hacia lo alto y celestial. Dios ya tomó la iniciativa de darnos Su Libro, Su Palabra; ahora nosotros debemos responder con lectura devota, que involucra no sólo la capacidad intelectual y la disciplina de leer, sino cada ámbito de nuestro ser: Nuestras emociones, nuestra voluntad y deseos, nuestra capacidad de evaluar, comparar y escoger.
A continuación escribimos doce principios devocionales que vale la pena poner en práctica, pero debemos de advertir al lector que no será fácil hacerlo, pues este conjunto de principios podrían ser los más difíciles de aplicar, así que son necesarias la actitud correcta y la perseverancia. Recomendamos tomar el tiempo para ir por cada principio, uno por uno y pensar en ellos.
“Abre mis ojos, para que vea
Las maravillas de Tu ley.”
Salmo 119:18 (NBLH)
Principios devocionales.
Principio 1. Busca el conocimiento de Dios y su voluntad antes que los principios que se derivan de su verdad. (Colosenses 1:9-10)
El conocimiento supremo es el conocimiento de Dios y sólo puede ser encontrado en la Biblia. La Biblia tiene muchos principios para nuestras vidas, pero todos parten del conocimiento de Dios, de otra manera nuestro conocimiento está incompleto.
Acumular conocimiento y principios para nuestras vidas es útil y necesario, pero sólo en Dios, la fuente de esa sabiduría y verdad, están la vida y la salvación. Fuimos creados para Dios y la Biblia nos fue dada para conocerlo: No hay nada más importante. El conocimiento de Dios siempre nos debe llevar a la acción en algún sentido ya que Él es el Creador y tiene el derecho de mandar en cada aspecto de nuestra vida. El Evangelio de salvación ya ha sido revelado, pero vemos que Pablo oraba porque la iglesia en Colosas conociera más y más a Dios y su voluntad.
Principio 2. Busca conocer a Dios a través de Jesucristo y el Evangelio. (2 Cor. 4:6)
Dios se ha revelado a sí mismo a través de la creación y la historia, pero su revelación completa y salvadora está exclusivamente en la persona y la obra del Hijo de Dios. Esta revelación empieza desde Génesis, se completa en los Evangelios y se explica en el resto del Nuevo Testamento.
Conocer a Dios aparte de Jesucristo es demasiado para un simple mortal (Éxodo 33:20) y sólo aplastará nuestra conciencia culpable hasta destruirnos (Isaías 6:5). La única manera segura de conocer a Dios en todas sus perfecciones y venir a Él sin ser destruidos es conociéndolo a través de su Hijo Jesucristo (Juan 1:16-17 y 14:9).
Principio 3. Distingue entre continuidades y discontinuidades en la Revelación de Dios. (Hebreos 13:8; Tito 1:2; Efesios 1:10; Efesios 2:12-13)
Aunque muchas obras de Dios son difíciles de comprender al momento, Él tiene un plan claro para hacer su voluntad en la historia. Dios modificó sus acciones pero no sus propósitos ni su carácter. Es necesario conocer esto para entender sus propósitos para nosotros hoy.
Dios no ha cambiado su carácter, Él ha revelado una voluntad clara para nuestras vidas, así que el temor de Dios, el amor a Dios, la fe y la obediencia siguen siendo necesarias para el pueblo de Dios hoy. No debemos leer la Biblia con ligereza o pensar que estamos a salvo de los juicios que Dios hizo en el pasado contra el pecado sólo porque vivimos en el siglo XXI. Dios sigue siendo justo y santo, además la Biblia enseña que Dios todavía juzgará al mundo en el futuro. Sólo estamos a salvo en Cristo, la Piedra angular que Dios proveyó.
Principio 4. Obedece y no sólo acumules información. (Santiago 1:22)
Seremos responsables ante Dios de lo que sabemos, así que procuremos aprender y obedecer, evitemos el orgullo. Leer sólo para acumular información y sentirnos bien por eso no servirá de nada si no hay un cambio en nuestras actitudes y en nuestras acciones; tenemos la responsabilidad de obedecer lo que aprendemos y no dejar pasar tiempo sin actuar y cambiar cuando aprendemos o recordamos algo, aunque sea algo pequeño.
Principio 5. Busca cosas maravillosas en las riquezas de Dios. (Jeremías 9:24)
El alma humana necesita algo a lo que anclarse, algo de qué impresionarse, algo por lo cual obsesionarse; nada puede satisfacer esa necesidad sino Dios.
Principio 6. Busca la transformación de tu ser. (2 Tim. 3:17; Salmo 19:7; 2 Cor. 3:18)
Uno de los propósitos principales de las Escrituras es la transformación del ser humano; si la Palabra no nos transforma, nada lo hará. Pero podemos confiar en que al sumergirnos en la Biblia y saturarnos de ella, Dios nos hará personas diferentes.
Principio 7. Aprende a depender de Dios a través de una Revelación completa. (Mateo 4:4; Salmo 19:7)
Si pensamos que podemos lidiar con la vida sin Dios y su verdad, la lectura de la Biblia no será una urgencia hasta que nos demos cuenta de nuestra incapacidad y leamos la Biblia como si nuestra vida dependiera de ello, por que de hecho así es. Cuando el mismo diablo se le apareció a Jesús para tentarlo, Jesús lo venció con la Palabra. No hay otra manera de vencer en la vida y en los asuntos espirituales mas que con el poder de la Palabra.
Principio 8. Lee la Biblia con el anhelo de alimentar tu alma y encontrar a Dios (1 Pedro 2:2-3; Salmo 42:1-2).
Pedro le dijo a Jesús “…¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. (Juan 6:68). Necesitamos llegar al punto en el que nuestro ser desea, anhela e incluso está desesperado por alimentarse de la Palabra de Dios hasta encontrarlo a Él mismo, de lo contrario estaremos secos y vacíos en nuestro interior.
Principio 9. Escucha la voz del Buen Pastor. (Juan 10:27-28)
Una vez que nuestra lectura Bíblica es ordenada y reverente, estaremos en mejores condiciones de discernir la voz del Señor en nuestro andar diario. Dios ya ha hablado, ya tenemos la Biblia, aprendamos a seguir su voz y su guía por lo que Él ya ha dicho.
Principio 10. Debemos abandonar el pecado (1 Pedro 2:1-2; Santiago 1:21).
Lo sé, es difícil, es cansado, nos agobia, nos engaña y nos atrapa: Pero no hay opción. Si vamos a crecer en nuestra alimentación espiritual de la Biblia tenemos que luchar contra nuestro pecado y abandonarlo. No podemos tener las dos cosas, o Dios o el pecado.
Principio 11. Depende del Espíritu Santo. (Juan 14:26).
El Espíritu Santo operó como el Agente de la Inspiración de la Biblia, pero opera como el Agente de la iluminación del creyente. Tenemos la promesa de que Él nos ayudará a entender y aplicar.
Principio 12. Distingue las realidades objetivas de las experiencias subjetivas. (Hebreos 6:19; Romanos 14:13)
Las verdades de Dios no dependen de cómo nos sentimos, sino del carácter y veracidad de Dios. Podemos avanzar en la vida cristiana mediante la fe, independientemente de nuestros sentimientos. Aún así, el Espíritu Santo nos puede llevar a una experiencia maravillosa de esas verdades.
Estimado lector, te animo a que hoy mismo leas tu Biblia y apliques uno o más de estos principios; sea fácil o difícil debemos buscar insistentemente a nuestro Señor, tal como Él nos mandó:
“Busquen al Señor mientras puede ser hallado,
Llámenlo en tanto que está cerca.
Abandone el impío su camino,
Y el hombre malvado sus pensamientos,
Y vuélvase al Señor,
Que tendrá de él compasión,
Al Dios nuestro,
Que será amplio en perdonar.”
-Isaías 55:6 y 7 (NBLH)
Serie “Cómo leer la Biblia sin quedarte dormido”: