Comprueba en 7 pasos que sí das adoración a Dios
Muchos creen que adoran a Dios, pero ¿qué diría Jesús? (más…)
Más peleas, más rencor, más divorcios, más familias destrozadas… ¡paremos esto!
El 13 y 20 de febrero Paola y yo hablaremos del amor a jóvenes del DF y Área Metropolitana, así como de Aguascalientes. No nada más de las relaciones sentimentales, sino del amor propio, a su familia, iglesia, amigos, a Dios y al prójimo.
No, no hacemos esto porque el 14 de febrero esté a la puerta. Si miras a tu alrededor, encontrarás peleas, divisiones, chismes, orgullo, envidias, rencores, soberbia, injusticias, robos, infidelidades, divorcios, mentiras y diversas manifestaciones del pecado. –¿Y eso que tiene que ver con el amor?–, te preguntarás. Todo.
La Biblia enseña que los dos mandamientos en los que la ley y los profetas se resumen son:
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Este es el primero y grande mandamiento.
39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22 (RVC)
Mira cómo es que la falta de amor, tal como Dios lo vive, lo ejerce y lo enseña, es la raíz de nuestro pecado, de habernos convertido en enemigos de Dios y la causa de todos nuestros problemas. Eso es lo que vamos a comunicar a los jóvenes.
¿Qué pasaría si todos comenzamos a entender esto? Al creer y vivir el amor de Dios en Cristo cambiarían nuestros entornos, nuestras familias, nuestras sociedades e iglesias porque quienes las integramos estamos dispuestos a amar como nuestro Señor y Dios. Esa es la relevancia del tema del amor. De hecho, no vivir en amor es una evidencia de que no conocemos a Dios y, por lo tanto, de nuestra falta de entendimiento del Evangelio.
Vamos a hablar ahí también de cómo el mundo nos enseña a amar y entenderemos que un concepto corrompido y distorsionado del amor nos impide cumplir el propósito con el que Dios nos creó y, peor aún, comprender el amor con el que Él nos ama, para imitarlo.
¡Necesitamos ser restaurados y restaurar nuestras relaciones!
Por este medio los invitamos a acudir, aquí les dejamos las invitaciones. Dios los bendiga.
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