Noviembre – Sirve en un ministerio #12Meses12propósitos
Dicen por ahí que el que no sirve... ¡no sirve! (más…)
Sean de matrimonio, noviazgo, familiares o amistad, todas fallan en esto.
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Todos nos preguntamos por qué hemos fracasado como amigos, hermanos, padres, novios o esposos. Cometemos dos errores comúnmente: responsabilizar al otro por no valorarnos o asumir toda la responsabilidad de no cultivar nuestras relaciones hasta verlas dar fruto y florecer.
Ambas formas de ver el problema, nuestro problema, son equivocadas debido a que la ruptura de las relaciones no es responsabilidad 100% de una de las partes, sino de quienes formamos parte de ellas. Todos colaboramos en la santificación de nuestras relaciones o en las heridas, las omisiones y el dolor que nos producen. Mejor participemos ambas partes en el amor, cuidado, comprensión, perdón e iniciativa que mantendrá nuestra relación sana y fructífera.
Asimismo, las relaciones fracasan porque quienes las integran tienen distintos conceptos sobre el amor, así que es necesario revisar cuál es concepto correcto, creerlo y practicarlo. Ese es el objetivo de este artículo.
Para que una relación fracase, las partes que la integraban tuvieron que caer en omisiones y en acciones que fueron destruyéndola poco a poco. Rara vez se ve que se haya deteriorado de la noche a la mañana o que una sola persona sea enteramente responsable de ello. Amar es cuidar, es nutrir, es sanar, es perdonar, es dar de gracia lo que recibimos de gracia de parte de Dios, es proveer de todo aquello que beneficia al otro, es decir, actuar en su favor.
Ambas partes en una relación, del tipo que sea, deben comprometerse en ello, sí, pero el amor no se condiciona. No podemos esperar a dar hasta que el otro dé. El poder sanador del amor se ejerce cuando damos, no cuando solo esperamos.
Las omisiones: Este es el cáncer de las relaciones. Más que las cosas que hacemos en contra de otros, dejar de actuar en favor de las personas deteriora rápida y profundamente las relaciones. Algunos ejemplos de omisiones son:
Al dejar de hacer estas y otras cosas, la otra persona sentirá y pensará que no nos importa. Si eres de los que creen que sentirse así y pensar así es problema del otro, te equivocas. El amor se demuestra con palabras y con acciones, no es solo la promesa de que se le ama aunque no se actúe en favor suyo.
Las acciones: Lo que hacemos tiene el poder de construir o destruir relaciones. En este momento me refiero a las acciones que lastiman, dividen, alejan y separan a las personas. Por supuesto, las acciones de violencia física, emocional y verbal son determinantes, pero también hay otras pasivas como la indiferencia, el orgullo o humillar al otro haciéndola sentir poca cosa, todo lo cual daña silenciosamente.
Alguien que ama no actúa en contra de la persona que dice amar. Por lo tanto, si has contribuido en destruir tus relaciones con estas acciones, debes comenzar a amar en serio, como Dios te ama.
¿Es posible que yo tenga una idea sobre el amor y tú tengas otra diferente? Claro que sí. Unos piensan que es un sentimiento; otros, que es una decisión. Esos son conceptos contradictorios. No puedes esperar a sentir cosas bonitas para decidir amar. ¡Todo lo contrario! Comienza a actuar en favor de la otra persona y hacer con constancia y sinceridad comenzarán a cambiar tus sentimientos hacia la persona. Recuerda también que, amar al otro tiene un poder transformador, pero posiblemente el otro requiera de ayuda de alguien para sanar y amar.
Quien no ama no solo está esclavizado al pecado, y por eso es egoísta y orgulloso, además podría tener ideas distorsionadas sobre Dios, el matrimonio, la familia e incluso el amor por experiencias pasadas que le llevaron a pensar y actuar así. Este mundo nos enseña a desechar al otro. Como iglesia pensemos y actuemos diferentemente. Tal persona necesita ayuda y hagamos todo lo posible para procurársela. Dios transformó tu corazón y el mío, ¡puede transformar cualquiera! El amor que Dios da y enseña es paciente, así que espera, que él santificará tu relación a través de ti.
¿Te imaginas cómo sería una relación basada en los sentimientos? Si creo que es un sentimiento ya no te amaré cuando ya no sienta las emociones del principio, pero si creo que es una decisión te amaré no por lo que me hagas sentir, sino que tendré sentimientos y emociones agradables hacia a ti porque decidí amarte.
Ahora es más claro entender el porqué del fracaso. Mientras que uno querrá separarse porque sus sentimientos cambiaron, el otro querrá seguir unido a la persona al haber decidido amarla.
Estos son algunos conceptos sobre el amor; solo el último es correcto:
Aquí hablaré un poco sobre el amor-decisión. Este es el concepto correcto porque los demás dependen de los sentimientos de la persona que dice amar o de la persona amada (supuestamente).
Este tipo de amor solamente está explicado en un libro: la Biblia. Ahí, Dios relata la historia de amor más maravillosa, la del evangelio. No se trata del cuento típico de un hombre que llegó a ser tan bueno que llegó a trascender, sino del amoroso Dios, el cual se encarnó como una de sus criaturas para reconciliar consigo mismo a la humanidad a pesar de que esta no lo merecía por haberle rechazado. Se resume en el siguiente texto bíblico.
8 Pero Dios demuestra su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5
Así somos enseñados a amar, de tal manera que decidimos amar, actuamos en favor de todos, incluso del que no ha hecho nada para merecerlo y perdonamos al que nos ha ofendido. ¿Por qué? Porque Dios mismo ha hecho esto con nosotros. Las relaciones sustentadas en un amor así no fracasan.
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