Esto es lo que Jesús hizo en el decimoquinto capítulo de Lucas.

n este capítulo Jesús habla de 3 parábolas: la de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la del dijo perdido. Todas fueron dichas para expresar el deseo de Dios de hacer volver a él, por medio de Jesús, a aquellos que estaban lejos.

Los religiosos criticaban a Jesús por estar con los pecadores y comer con ellos. Si Jesús venía de parte de Dios, debería andar con los religiosos, no con los de mala reputación. Pero estos llamados pecadores no eran cínicos, sino que aceptaban de buena gana el mensaje de reconciliación con Dios. Ellos pensaban antes que no tenía sentido buscar a Dios, porque les habían dicho que él no quería nada con ellos. Pero Jesús comparó a Dios con un pastor que había perdido una oveja y dejó a todas por ir a hallarla y recuperarla.

Igualmente, la mujer que había perdido una moneda que hizo todo lo posible por encontrarla en su casa. Y aquel hijo que exigió su parte de la herencia para malgastarla, que tuvo que comer la comida de los cerdos para sobrevivir y estuvo dispuesto a trabajar como jornalero en casa de su padre al reconocer que no debió de haberse alejado de su casa. El padre hizo un banquete en honor al hijo que se consideraba muerto y estaba vivo. El hijo que había respetado a su padre se sintió celoso, pero su padre le consoló haciéndole saber que todo lo suyo era de él tambien, pero era preciso celebrar el regreso de su hermano.

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