La iglesia que fue reconocida por el presidente de EU
Esta historia nos hará preguntarnos: ¿cuáles son nuestros frutos? (más…)
Lo que tenemos que hacer para celebrar cada día.
Haciendo estas cosas seguramente el rostro de nuestro país será diferente, ¿le entras a esta celebración diaria?
– sabiendo que somos peregrinos en esta tierra, abstenernos del pecado y vivir de forma justa para que los incrédulos glorifiquen a Dios (v. 11-12)
– interceder por nuestros gobernantes y someternos a nuestras autoridades (v. 13-14)
– hacer el bien (v. 15)
– hacer uso de nuestra libertad para practicar la justicia y no usarla como pretexto para hacer lo malo (v. 16)
– Dar honra a todos
– Amar a los hermanos con acciones en su favor que no dependen de lo que hacen por mí ni de los sentimientos que tengo hacia ellos.
– Actuar temiendo a Dios, sabiendo que recompensará a todos según sus obras
– Reconocer que la eminencia que las autoridades tienen ha sido otorgada por Dios (para bien o para mal) y por ello honrarlos (v. 17)
– Sujetarnos a las autoridades buenas y malas porque Dios aprobará a quienes sufren injustamente, pues Cristo sufrió también así (v. 18-22)
– respondiendo a la maldición y a las amenazas no con otra maldición ni con amenazas, sino encomendando la causa a Dios (v. 23)
– morir a nuestras maldades para vivir en justicia (v. 24)
– recordar de dónde nos sacó el Señor y cuál es nuestra nueva identidad (v. 25)
(1 Pedro 2:11-25)
Dios nos llamó como ciudadanos de este país. Por ese simple hecho debemos ser luz en donde Dios nos ha llamado, donde nos ha puesto. ¿Qué tan diferente será nuestra familia, nuestro vecindario, nuestro trabajo, nuestra ciudad o incluso nuestra iglesia local? ¿Seremos instrumento suyo para bendición?
Debemos vivir nuestra fe viendo por los necesitados: los pobres, los abandonados, los desprotegidos, los que padecen injusticias, los encarcelados, los sin esperanza y todos aquellos que sufren injustamente.
La iglesia de Cristo debe ser en México el brazo de Dios extendido para dar amor, caricias, protección, sustento, consuelo, salud y claro, el evangelio mismo para que dar libertad a los cautivos por el pecado y para que conozcan a Jehová, el único Dios verdadero que nos envía como embajadores.
¡Seamos dignos representantes suyos! No nada más de palabra, sino en acciones.
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