Hacerlo a mi manera: la mejor forma de fracasar
El evangelio se vive a la manera de Dios, no a mi manera. (más…)
¿Formas tú parte de ella? Lo seas o no, debes leer esto.
Casi el 100% de quienes han solicitado Consejería Bíblica en mis años de experiencia presentan terribles consecuencias de haber practicado pecados por años, ya siendo cristianos, pero habían minimizado su situación e incluso se habían justificado a sí mismos, por lo que su situación llegó a ser insostenible y, por fin, buscaron ayuda. En casi todos los casos hay un factor en común: no tenían el hábito de leer la Biblia y, cuando se ha tratado de ministros que la enseñan, solo la leen para preparar estudios, clases o predicaciones, pero no como parte de sus disciplinas espirituales que les ayuden a tener comunión con Dios.
Yo mismo solo la leía, según yo, para enseñar y no permitía que el Espíritu me enseñara a mí. ¿Cómo andas con esta disciplina? Es importante, porque la gran mayoría de quienes están esclavizados a pecados mientras intentan vivir una vida cristiana ni oran ni meditan en las Escrituras. Esto provoca que tengan endurecidas sus conciencias y que sigan como van, pero con consecuencias cada vez peores.
En todas las iglesias y grupos en los que hemos compartido conferencias y talleres de Restauración, Consejería Bíblica y Discipulado hemos hecho la pregunta: ¿leen la Biblia individualmente y meditan en ella de manera constante? La respuesta mayoritaria siempre ha sido un rotundo no.
Cuando hacemos este sondeo pedimos a quienes la leen para preparar una clase, un estudio o una predicación que nos digan si meditan en las Escrituras además de usarla para estas actividades. La respuesta es la misma: no. ¡Es mucho más que una triste coincidencia, es un patrón constante!
Vivir en medio de una generación de llamados cristianos que no leen la Biblia es algo único y las terribles consecuencias ya se dejan ver en sus vidas. Mientras un médico, un abogado, un ingeniero civil o un científico no podría llamarse así si ignorara los manuales médicos, las leyes de un país o las leyes de la naturaleza, pareciera que un cristiano puede serlo sin conocer a su Dios y su voluntad.
Se podría entender la triste realidad que estoy describiendo en una época sin imprentas, y por lo tanto, sin posibilidad de reproducir la Biblia a una escala que permita a cada familia cristiana tener una en casa. Sin embargo, no solo tenemos una, sino varias, ninguna de las cuales leemos en toda la semana.
La Reforma fue usada por Dios para sacar de la oscuridad su Palabra, a la cual la gente no podía acceder y tampoco se encontraba en su lengua materna.
Mil quinientos años sirvieron para demostrar que en una religión supuestamente fundada en Dios y su Cristo, pero sin la Biblia, hay tanta perversidad, maldad y depravación como en el mundo sin dicha religión. ¿De qué sirve una iglesia en la cual la voluntad de Dios no está en las mentes, los corazones y las bocas de las personas que dicen invocarlo?
Cuando nos decimos cristianos y no leemos la Biblia no hacemos más que repetir ese terrible pasado. El pecado abunda en las iglesias por la ignorancia y la rebeldía a los mandamientos.
Por último, deseo hacer una exhortación a aquellos que no están meditando en los mandamientos y y practicándolos en su día a día, momento a momento. En las cientos de consejerías bíblicas y procesos de restauración que a la fecha hemos orientado con hombres, mujeres, familias, noviazgos y matrimonios, casi ninguno leía la Biblia. Cuando se trata de iglesias, la mayoría de los creyentes tampoco la lee.
Esa es la principal razón de que continúen esclavizados a sus pecados, incluso por años y hasta décadas, en algunos casos. No significa que por el hecho de leerla mágicamente todo comience a cambiar. Déjame decirte que, al estar expuesto a la voluntad de Dios y al conocerle mejor por medio de su trato con otros pecadores, como uno mismo, empezamos a entender qué espera de nosotros, pero aún así hay que ponerla en práctica.
En la medida en la que sentimos agradecimiento por lo maravilloso que ha sido Dios con nosotros, comenzamos a amarle por su gran amor. Entonces, empezamos a tomar decisiones que desde hace mucho debimos hacer. Una supuesta iglesia que desprecia de esta manera la Biblia es otro grupo de personas sin Dios que creen no necesitarlo ni a su verdad. Es una vida llena de religiosidad.
Les digo honestamente, amigos, ¿cómo esperan hacer la voluntad de Dios si no la leen? Todos queremos que nuestras circunstancias cambien, pero no estamos tomando las decisiones de obediencia necesarias para que Dios cambie nuestro corazón. Eso ocurrirá cuando anheles ser purificado por la obediencia a su Palabra, y cuando eso suceda habrás nacido de nuevo, por la palabra que vive y permanece para siempre. No obstante, lo principal, lo verdaderamente importante es conocer al Señor y eso provoca que todo se ponga en movimiento.
22 Y ahora, ya que se han purificado mediante su obediencia a la verdad, para amar sinceramente a sus hermanos, ámense los unos a los otros de todo corazón,23 pues ustedes han nacido de nuevo, y no de una simiente perecedera, sino de una simiente imperecedera, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 1 Pedro 1
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