Cristianos de hoy en los zapatos de los fariseos
Jesús nos sorprende hoy tanto como a ellos hace dos mil años. (más…)
Funciona en las iglesias, matrimonios, amistades, familia…
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Han transcurrido casi tres semanas de las elecciones que tuvimos en México el pasado 1 de julio. Luego de tomar un tiempo y meditar en lo que pasó y en cómo reaccionamos los cristianos, me siento en la necesidad de compartir algunas reflexiones ––aunque seguramente tú que lees puedes tener algunas más––.
Estos consejos también refuerzan lo que hemos aprendido en Restauración de Iglesias. Como verás, no son cosas que ignores, pero son verdades que podemos y debemos redescubrir.
Elecciones como la vivida este 2018 en México generan mucha división, aún entre los propios cristianos. Unos ponían a un candidato como un “ungido” de Dios y otros lo consideraban el peor.
Si aprendí una lección es que esta fue una oportunidad para amar y escuchar a otros, pero muchos la desperdiciaron y optaron por las burlas y el rechazo, fueran de uno y otro bando.
Pregunta: ¿Qué oportunidades de amar y escuchar hemos desaprovechado/podemos aprovechar?
Pareciera que muchos aún no se han dado cuenta de que, aunque compartimos lo más importante, que es la fe en Jesucristo, en muchos temas secundarios pensamos diferente. Que todos pensemos igual en todo no es el fin de la iglesia.
Sin embargo, como cristianos podemos amar a otros gracias a las diferencias, hacer la paz, ser pacientes, ser bondadosos, ser de bien para ellos, ser humildes y ejercer el dominio propio, y esto nos da gozo y si nos comportamos así es la evidencia de nuestra fe y, asimismo, ayuda a hacerla crecer.
Pregunta: ¿Cómo reaccionamos ante formas diferentes de pensar y hacer las cosas?
Las diferencias fortalecen la unidad, porque estar unidos no significa que pensemos exactamente igual con respecto a todas las cosas, sino a que permanezcamos fundamentados en lo que realmente es importante para así mantenernos unidos.
¡Qué poderoso mensaje al mundo es que nos amemos a pesar de nuestras diferencias y que permanezcamos unidos! Entonces recordamos que somos el cuerpo y que Cristo es la cabeza que nos dirige. Sus pensamientos son nuestros pensamientos y no hay unidad más plena que esa.
Pregunta: ¿En las diferencias nos mantenemos unidos?
¿Cómo distinguir una diferencia no importante de una importante que rompa con la unidad? Las diferencias no importantes son aquellas por las que quiero que el otro piense como yo; las diferencias importantes son las que nos alejan de la verdad de Cristo.
Sin importar de qué diferencia se trate debemos acercarnos uno al otro desde el extremo del problema en el que nos encontremos. ¿Hacia qué dirección debemos acercarnos? Hacia la verdad.
¿Quién dará el primer paso? ¿Quién cederá? La pregunta es: ¿quién se ha alejado de la verdad de Cristo? A final de cuentas las dos partes deberán acercarse a la verdad, y mientras lo hagan se encontrarán ahí.
Pregunta: ¿Nos hemos alejado de la verdad? ¿Alguien de nuestra comunidad de fe lo ha hecho?
En Romanos 14 el apóstol Pablo habla de las diferencias entre hermanos. Lo maravilloso es que no anima a ninguno a darle la razón al otro ni los obliga a pensar de la misma manera.
Lo más importante es que cada uno esté seguro de que lo que hace, lo hace para agradar a Dios. ¿Cuál es la manera correcta de agradar a Dios? La que llevas a cabo con temor y temblor, la que sabes que te acerca a él, la que haces para tener comunión con él, la que sabes que no le ofenderá a Él ni al prójimo.
Eso es libertad, pues cada uno debe ofrecer racionalmente su adoración al Señor según su propia conciencia.
Pregunta: ¿Todo lo que hacemos lo hacemos para agradar a Dios?
Lo peor que podemos hacer es pasar por algo y no detenernos a meditar en ello. Preguntémonos: ¿qué pasó? ¿Debería ser diferente? ¿Debo rectificar? ¿Qué puedo hacer mejor? ¿Cómo honrar y glorificar al Señor en esto?
Es necesario volver una y otra vez a las Escrituras para tener un fundamento sólido que nos ayude a responder bien estas y otras preguntas.
Pregunta: ¿Nos tomamos un tiempo para reflexionar en los problemas y en lo que ocurre?
Algo que no puede pasarnos de largo es meditar en lo que es SER iglesia y lo que implica para nosotros. Hay que ir a las Escrituras y tener muy claro lo siguiente: según el Señor, ¿cómo es la iglesia? ¿Qué ajustes debemos hacer para ser esa iglesia?
Analicemos las respuestas a las preguntas anteriores y hagamos una pregunta más: ¿qué iglesia somos?