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Para los creyentes que les toca vivir en épocas de relativa paz y bonanza, la vida cristiana a veces pareciera correr en la misma dirección que cualquier otra; mientras que para los creyentes que les toca vivir en etapas o lugares donde su vida corre peligro inminente, o al menos las circunstancias son inestables, el regreso de Cristo viene más rápido a la mente como el mayor y mejor consuelo (Ap. 22:12 y 20). Sin embargo, a veces podríamos perder la perspectiva y olvidar que Él viene pronto, sea por la monotonía y las distracciones de la vida o por lo terrible de las tribulaciones. ¿Qué nos enseña nuestro Señor sobre esto? ¿Cómo debemos vivir la vida cristiana si Él viene pronto?
En la semana de la crucifixión, Jesús entró al Templo de Jerusalén rodeado de la procesión de gente de la “Entrada Triunfal” (Mateo 21) y entonces volcó las mesas de los comerciantes ahí. Al otro día mantuvo diversas discusiones con los que lo querían poner en ridículo en público y cuando nadie lo logró, Jesús los cuestionó a ellos sin que nadie pudiera contestarle. Luego emitió juicios contra la élite religiosa por su hipocresía y maldad, para terminar lamentándose por el rechazo de Jerusalén (Mateo 23:37-39). Mateo nos reporta que al salir de Jerusalén los discípulos le hablaban sobre lo hermoso del Templo; como si el Señor todavía estuviera en conmoción por su lamento reciente, se voltea y les dice tajantemente: “No quedará una piedra sobre otra de todo eso” (Mt. 24:1-2). Cuando llegaron al Monte de los Olivos, los discípulos le preguntaron sobre la destrucción del Templo y su Segunda Venida, entonces durante la mayor parte de ese capítulo Jesús les explica lo que deben saber sobre el fin de la era.
Sin embargo, Jesús no termina este tema con los detalles previos a su regreso, sino que pasa a una serie de parábolas que nos enseñan cómo debemos vivir a la luz de su regreso: 1) El siervo fiel y el infiel, 2) Las Diez Vírgenes y 3) La Parábola de los Talentos. La enseñanza se cierra con la realidad del Juicio Final en Mateo 25. Entonces, los cristianos no corremos por la vida hacia un horizonte lejano y difuso, sino que corremos sabiendo lo que está enfrente: El Rey viene. ¿Qué nos enseña el Señor sobre esto? Tomemos 3 lecciones, una por cada parábola:
En primer lugar, no sabemos ni podremos saber cuándo regresará el Señor (Mt. 24:36), lo que sí sabemos es que será algo súbito e inesperado, aunque advertido por Él y anunciado por las diversas calamidades que estarán sucediendo en todo el mundo. Aún así, los años pueden seguir pasando sin que suene “la trompeta” y la vida puede comenzar a parecer tan agradable que empezamos a ser más y más tibios. El Señor nos advierte en la parábola del siervo fiel y del infiel, que algunos que dicen que Jesús es su Señor perdieron de vista que Él viene pronto y se empezaron a comportar como el resto de los incrédulos, empezaron a tolerar el pecado y a aceptar las filosofías del mundo, ¿Para qué tomar tan enserio la Biblia? ¡Estamos en el siglo XXI, los tiempos cambian! En contraste, los cristianos verdaderos tuvieron presente que el Señor regresará, así que se mantuvieron fieles en lo que su Señor les encargó hacer y no se dejaron llevar por los engaños del mundo y el pecado.
En segundo lugar, la parábola de las diez vírgenes nos muestra a unas doncellas invitadas a la boda del novio, la mitad de ellas eran realmente tontas (Ver “Nota técnica 1” sobre el significado de “insensata” en la parábola), llevaron sus lámparas sin combustible, es como tomar hoy una linterna sin pilas. El resto de ellas tenía “pilas” en sus linternas, en la parábola era aceite, que en el lenguaje Bíblico simboliza al Espíritu Santo.
Tal parece que un grupo de los que se llaman cristianos pensaron que con ser externamente invitados a la “fiesta del Cordero” bastaba, no era importante tener vida espiritual real dentro de ellos, no tenían al Espíritu Santo y pensaron que estaba bien sólo con asistir a la iglesia, no se examinaron a sí mismos: Eran realmente, tristemente, tontos. Por contraste, los cristianos verdaderos están espiritualmente listos para la Segunda Venida: Se podrán quedar dormidos por el cansancio, pero hay vida espiritual en sus corazones y por lo tanto buscan a su Señor en oración, en su Palabra y en cada aspecto de sus vidas.
En tercer y último lugar, la parábola de los diez talentos nos muestra un aspecto importante de la vida cristiana: A pesar de que sabemos que El Señor regresa, no nos quedamos pasivos ni perezosos en los deberes espirituales. Con deberes espirituales no sólo hablamos de las disciplinas espirituales (enfocadas hacia Dios), sino también de nuestra responsabilidad de amar y servir a nuestro prójimo a través de nuestras actividades cotidianas, así como la administración de uno mismo. Cada área de nuestra vida es un servicio a nuestro Señor, bien sea estudiar, trabajar, criar hijos, enseñar, comer, descansar, las amistades, las buenas y malas experiencias, todo es una inversión para Él de la cual daremos cuentas. Así que la actitud de los cristianos ante la venida del Señor no es dejar todo, sino poner “manos a la obra”. ¿Pero en qué? Esa es una pregunta que no se puede responder exhaustivamente aquí, más bien: El Señor ya dio a sus siervos cosas con las cuales trabajar, los que pertenecen a Él saben que hay cosas por hacer. No se vale decir “a mí no me dio el Señor suficientes talentos ni oportunidades, así que no haré nada”; ¡A todos se nos ha dado algo para administrar y utilizar de manera que genere rendimientos para el Dueño! Para algunos significa poner los ojos más cerca (por ejemplo, en su familia, trabajo o iglesia local) y para otros más lejos (por ejemplo, el campo misionero).
Cuando el apóstol Pablo escribió a los Tesalonisenses sobre la segunda venida, varios creyentes habían dejado de trabajar en sus asuntos cotidianos para esperar al Señor (2 Tes. 3:10-12). Pablo les instruye a ponerse a trabajar y dedicarse a sus asuntos cotidianos (1 Tes. 4:11-12). Por otro lado, cuando el apóstol Pedro escribió su segunda carta habló de aquellos que cuestionarían el regreso de Jesús y se volverían al pecado (2 Pedro 3:3-4). Ambas actitudes son opuestas a la enseñanza Bíblica sobre lo que debemos hacer y cómo debemos vivir ante el regreso inminente de nuestro Señor.
Como hemos aprendido o recordado, debemos estar espiritualmente listos, ser diligentes y fieles. Sabemos que el Señor viene y por eso nos examinamos (2 Cor. 13:5), nos mantenemos fieles y activos para darle cuentas de nuestras vidas. Reconocemos aquellas áreas en las que hemos fallado y aprovechamos cada día nuevo para corregir lo que está mal y poner “manos a la obra”, las obras del bien. Damos cuentas y abandonamos nuestros pecados, luchamos contra ellos. Tomamos en serio las palabras de nuestro Señor, pero no nos quedamos paralizados de temor, sino que nos llenamos de esperanza porque lo mejor está por venir:
<<Pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios (tengamos dominio propio), habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por casco la esperanza de la salvación.>>
1 Tesalonisenses 5:8 (NBLH)
<<Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.>>
Apocalipsis 22:14 (NBLH)
Que tú y yo seamos ese siervo fiel.
Nota técnica 1: En el texto griego la palabra que se traduce como insensata es μωρός (moros) y se pude traducir como ingenuo, tonto o absurdo. Notemos que no llevar aceite de reserva era algo tan absurdo que nadie lo haría; esta y otras ilustraciones “muy obvias” que Jesús da, tienen el propósito de confrontarnos. Así como no llevar aceite de reserva era algo muy tonto, no estar listo para la Segunda Venida de Jesús sería muy tonto de parte de un cristiano.
Referencias:
Society, Biblical Learning. The Interlinear Greek – English New Testament: Cross-linked to Strong’s Greek Dictionary and Concordance (Posición en Kindle55349). Edición de Kindle.
Joshua Belmontes estudió Economía y Microfinanzas en la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido profesor de Español como Segunda Lengua para el ministerio Avance Juvenil, ha recibido cursos de Teología por parte de ministerios Ligonier y enseña en la Escuela Dominical de su iglesia local.
bendiciones hermanos , creo que estamos en el final de los tiempos que tu página fue genial que sigan escribiendo y participando de lo bueno .
Rafael, muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, desde que Jesús resucitó y comenzó la iglesia como la conocemos hoy, estamos en los últimos tiempos de acuerdo con el calendario divino. Que vivamos vidas fieles y productivas para nuestro Señor.