Agosto – Haz lo bueno desinteresadamente #12Meses12Propósitos
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Apolos enseña cómo impulsar la colaboración en vez de la competencia.
Apolos es famoso porque hablaba con gran fervor y enseñaba valientemente a los judíos acerca de Jesús con mucha claridad, según leemos en Hechos. Este buen ejemplo valió para que llamaran Apologética a los estudios teológicos que pretenden sistematizar y exponer la fe de manera racional.
Lo que no se dice, por lo común, es que Apolos tenía mucha pasión pero aún ignoraba muchas cosas del evangelio cuando Aquila y su esposa Priscila lo conocieron. Entonces, ellos se encargaron de enseñarle con mayor precisión el camino de Dios. Dos observaciones: la valentía no está peleada con la humildad y la humildad contrarresta la competencia entre hermanos y siervos.
Lucas nos cuenta en Hechos 18 que Apolos era “ilustrado” y “convincente” en el uso de las Escrituras, según la NVI o “elocuente” y “poderoso” en las Escrituras según la RV. Además, se especifica que había sido instruido en el camino del Señor. Lo que nos queda claro es que conocía muy bien su fe y eso le facilitaba hablar con fervor o mucho entusiasmo acerca de Jesús.
Sin embargo, Lucas nos dice que solo conocía el bautismo de Juan. Esto nos dice que conocía el evangelio de Cristo pero algunas cosas no las tenía claras. El hecho de que Priscila y Aquila se acercaran a explicarle con mayor precisión nos dice que cuando lo escucharon predicar notaron que tenía varios cabos sueltos.
Esta ayuda, que sin duda fue una provisión del Señor, le permitió ser mucho más efectivo en el evangelio. El texto bíblico nos relata que fue a Acaya y que ahí ayudó mucho a los que habían creído pues refutaba a los judíos con razones que no podían negar y demostraba con las Escrituras que Jesús era el Cristo.
A lo largo de los años he conocido a dos tipos de cristianos: los que saben y los que no saben. Entre los que saben hay dos tipos: los que saben y son soberbios y los que saben y se dejan enseñar. Este segundo grupo se caracteriza por aquellos que, a medida en que profundizan su conocimiento se dan cuenta de que antes sabían muy poco.
Me maravilla que Apolos haya sido muy efectivo usando las Escrituras debido a que las conocía bien y también conocía el evangelio de Jesús. Esto le daba la seguridad de discutir con los judíos, sin embargo, se dejó enseñar por Aquila y Priscila. Sin duda, Apolos no solo tenía la información sobre el Cristo, sino que imitaba su carácter humilde, palabra que en la RV es traducida frecuentemente como manso. Me encanta la traducción de esa palabra porque significa que se deja guiar.
En algún tiempo fui muy soberbio. Me hacía sentir bien demostrar mis conocimientos frente a personas que querían aprender, pero mi problema era pensar que lo sabía todo y eso que en esa época sabía muchísimo menos de lo que sé ahora y en unos años diré lo mismo pensando en este día. He conocido a hombres que, como yo era, no se dejan enseñar porque, independientemente de lo que sepan, piensan que otros no tienen nada que enseñarles, especialmente aquellos a los que tienen en poca estima. Esto es porque el conocimiento intelectual generalmente produce soberbia pero el conocimiento de Dios produce el carácter de Cristo en quienes lo buscan.
Lo que encuentro hoy entre algunos varones cristianos es mucha competencia. Hay muchas razones y no voy a ahondar en ellas, aunque solo diré que la soberbia incentiva la competencia. Mi intención es confrontar el hecho de que este recelo impide que colaboremos en la obra del reino de Dios en este mundo.
Me llenó de alegría conocer a Floriano Ramos, pastor que dirige el ministerio Iglesia Misional y Simple. Nuestros ministerios tienen muchas cosas en común y en nosotros esto produjo mucha gratitud a Dios porque entendemos que la obra es suya y que los ministerios en los que nos ha permitido servir son suyos, no nuestros. En nuestra plática en mi podcast (aquí puedes escuchar el episodio en el que estuvo como invitado y aquí el video de mi conversación con él sin editar) él dijo en repetidas ocasiones que estaba muy contento de colaborar juntos hablando a las iglesias de los temas que nos preocupan y que nos llevaron a dejar nuestra comodidad para servir al Señor y a otros.
Por otro lado, en este camino he encontrado hombres que sirven que me ven como su competencia. No puedo dejar de pensar en Apolos y en que su valentía al refutar a los judíos no estaba peleada con su mansedumbre, por lo que recibió con humildad la intervención de Aquila y Priscila. Eso habla mucho de la ética y buenas maneras con las que trataba a sus oponentes, porque a final de cuentas no quería ganar un debate o construir cierta reputación, sino que la gente se reconciliara con Dios al creer en Jesús.
Apolos entendió que él y quienes le enseñaron con mayor precisión el camino querían exactamente lo mismo: glorificar a Dios y llamar a todos al arrepentimiento para el perdón de sus pecados. Es mi deseo que siempre exista entre los hijos de Dios una actitud de colaboración y de apertura para aprender los unos de los otros para gloria de nuestro Señor y, como en Hechos, para beneficio de la obra en la que todos participamos.