Cuando la Escritura dice que seamos un “sacrificio vivo”, ¿a qué se refiere?

Altar de Bronce

En el altar de bronce a la entrada el Tabernáculo en el desierto, se presentaban los sacrificios para perdón de los pecados.

¿Cómo debían presentarse los sacrificios en el templo? ¿Qué tiene que ver eso con nuestra vida en Cristo ahora? Es necesario entender que Cristo no vino a abolir la ley y los profetas, vino a cumplirlos. Él es el propósito de la ley de Dios y las cosas en el mundo físico siempre tienen en la Escritura una enseñanza espiritual. Todo lo que pasaba en el templo sigue vigente, solamente cambió de lugar, entonces examinemos lo que significa “ser un sacrificio vivo”.

Empecemos por aclarar lo que no es, ser un sacrificio vivo:

  • No es flagelarse, maltratarse o hacer actos de “autosacrificio” como no comer carne los viernes.
  • No es cargar con la suegra, las penas de otros, o los pecados ajenos. (Ama a tu suegra, llora con los que sufren y no solapes el pecado)
  • No es permitir que otros abusen de ti, porque eres “muy sacrificado”.
  • No es tener muchos ministerios en la iglesia, y asumir que con eso se entiende que te “sacrificas por Cristo” (Que bueno que sirvas, pero eso no es ser un sacrificio vivo).
  • No es orar tres horas o ayunar dos veces por semana (Excelente que tengas hábitos espirituales, pero eso no es ser un sacrificio vivo)

Entonces, ¿Qué significa ser un sacrificio vivo?

Romanos 12:1  Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Cuando se presentaba un animal para holocausto de acuerdo a la Ley de Dios, primero tenía que ser sin mancha, sin defecto, apropiado, entonces el padre de familia en la fiesta de pascua a la puerta del templo, sacrificaba el animal, en otras ocasiones el sacerdote daba muerte al animal, lo cortaba en pedazos y lo ponía sobre el altar. El sacrificio era importante, pero pasamos por alto un detalle crucial, Dios declara que la obediencia de corazón es mucho más importante y más deseable que los sacrificios, ¿Por qué?

1Sa 15:22-23  Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

 Sal 40:8  El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.

Dios no estaba sediento de sangre, la imagen pagana del dios que se deleita en el sacrificio de animales o hasta de humanos y bebés es una blasfemia.  Nuestro Dios jamás deseó el sacrificio, estos fueron añadidos a la ley por causa de nuestra transgresión (Gal 3:19) a las instrucciones de Dios, por nuestro pecado (1 Jn 3:4). Porque es necesario que se haga justicia y por tal razón el inocente tiene que tomar el lugar del transgresor. La paga del pecado es muerte (Rom 6:23) y sin derramamiento de sangre no hay remisión (o pago justo) (Heb. 9:22).

El grave problema es que pasamos por alto, el llamado de atención del autor de la carta a los Hebreos, y la razón por la cual era necesario el sacrificio del Cordero de Dios, el Padre entregó a su propio Hijo para pagar de una vez y de manera suficiente las transgresiones de todos los hombres. Pero el no arrepentirse, el seguir viviendo en la carne y practicando el pecado es igual a pisotear la sangre del Hijo de Dios, y entonces ya no hay más sacrificio al cuál apelar.

Heb 10:28-31  El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?  Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

Dios deseaba y desea la obediencia por encima de los rituales y sacrificios, los holocaustos y el derramamiento de sangre, lo único que le recordaban y le recuerdan es nuestra falta de amor y nuestro pecado. ¿Por qué falta de amor?  Porque el lenguaje de amor del Padre es la obediencia.  Un padre se siente amado y honrado cuando un hijo escucha y obedece las instrucciones que le da, ¿por qué con Dios habría de ser diferente siendo Padre? Dios desea que nos ofrezcamos a nosotros mismos en sacrificio vivo, no deseaba la sangre de los animales, ni aún la de su propio Hijo, lo hizo por amor nada más. Cada día debemos echar a un lado nuestros deseos y seguirle, poniendo todas nuestras energías y recursos a su disposición y confiando en su dirección. Lo hacemos en gratitud porque nuestros pecados han sido perdonados. Habiendo sido salvados a tal precio, nuestra reacción natural debería ser preguntarle ¿Quién eres y qué quieres que yo haga? (Hch. 9)

Dios tiene planes buenos, agradables y perfectos para sus hijos. El quiere transformarnos en un pueblo con una mente renovada, quiere que disfrutemos de una vida abundante para honrarle y al escoger obedecerle, estamos escogiendo la vida:

Deu 11:26-28  He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición:  la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.

 Debido a que El sólo quiere lo mejor para nosotros y por haber dado a su Hijo para que tengamos vida nueva, deberíamos ofrecernos con gozo en sacrificio vivo para su servicio.
1Jn 2:4-26  El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.  El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
  • Si lo conoces, guardas sus mandamientos
  • Si guardas su Palabra, el amor de Dios se ha perfeccionado en ti.
  • Si permaneces en él, andas como él anduvo, y él no cometió pecado.

Te animo a que leas las tres cartas del apóstol Juan, después de hacerlo, examínate. ¿Eres de él o no? Muy probablemente tendrás que tomar una seria decisión, porque no es posible ser cristiano a medias.

Arca del Pacto

El arca del pacto, contenía, las tablas de la ley, el maná o pan del cielo y la vara de Aarón.

Ya no hay templo en Jerusalén donde llevar un sacrificio por nuestros pecados, Cristo es el sacrificio perfecto (Ef. 5:2), ahora tú eres el templo del Dios viviente (1 Cor. 6:19), así que el sacrificio sigue vigente, tú eres el sacrificio vivo (Rom 12:1), y tu obediencia es el holocausto que presentas cada día como parte de tu alabanza racional o consciente, no hay altar de incienso en el Lugar Santo, pero tu eres el altar y tus oraciones suben como incienso aromático (Ap.5:8). No hay lámpara alumbrando el santuario, porque tú eres quién debe alumbrar con la luz de Cristo, a los que están en tinieblas (1 Jn 1-2; Mt. 5:14) No hay arca del pacto en el Lugar Santísimo, pero tu mente y tu corazón son el arca donde están escritos los mandamientos de Dios ya no en tablas de piedra, sino en las tablas de tu corazón (2 Cor 3:3), si es que has nacido de nuevo y estás en pacto con Dios. (Jer 31:31-33, Heb. 8)

Por último Romanos 12:1, dice que somos sacrificio vivo, y añade “santo”, eso significa apartado para un uso honroso, de la misma manera como el cordero, no debía tener defecto o manchas, tú has sido apartado, ya no eres común (Hc 10-11), así que ya no vives para agradar a los demás o para ser reconocido por los demás, de hecho tu carne necesita morir en este proceso para que todo lo que hagas entonces esté de acuerdo a la voluntad de Dios y sea agradable a sus ojos, esto es lo que significa llevar tu cruz, (Mt. 16:34) un muerto no necesita ni desea nada (Rom. 6), uno que nació de nuevo vive en el Espíritu y hace las obras del Espíritu (Gal 5)

 Rom 6:1-2  ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?  En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
catiCatalina Gómez es esposa del pastor Hiram Ramírez, tienen 3 hijos adolescentes que educan en casa, viven en Puebla, Méx. Desde hace 20 años ella y su esposo sirven en la Iglesia Bíblica El Camino, es diseñadora gráfica de profesión, lingüista por hobby, maestra por vocación, apasionada estudiante de la Escritura y los idiomas bíblicos, canta desde los 9 años y está convencida de que la Biblia contiene respuesta a todas las preguntas de la vida. Es coautora del Blog Hijos de Abraham, un espacio de provocativa reflexión bíblica.

2 Comments

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.