Hagamos la diferencia como mexicanos y cristianos (video)
Lo que tenemos que hacer para celebrar cada día. (más…)
Más que su mochila aprendamos a revisar su corazón.
Ante la noticia de que en México un niño de 11 años llevó dos armas de fuego a la escuela vestido con ropa que imitaba la de perpetradores de masacres escolares surgen muchas preguntas y el deseo de encontrar culpables: el niño, los compañeros de clase, los papás, la escuela, el gobierno, la sociedad, los videojuegos…
No es posible hallar a un solo culpable ante un problema multifactorial como este. Como cristianos queremos cuidar el corazón de los niños, pero debemos recordar que, para que la niñez se convierta en hombres y mujeres que aman a Dios y a su prójimo e imitan a Cristo su Señor andando en integridad, sus padres y adultos que los rodean deben precisamente amar a Dios y a su prójimo e imitar a Cristo, su Señor, andando en integridad.
Es necesario entender que un menor de edad también es una persona única con su propia personalidad, sus habilidades, su forma de expresar sus ideas y emociones. Educarlos implica ayudarles a forjar su carácter para dominar todas estas cosas para ponerlas a su servicio, al servicio de Dios y al de otros y que así no termine sirviendo a sus instintos, deseos y necesidades.
No obstante, nosotros debemos aprender a ver, escuchar, en fin, a ser sensibles a sus instintos, deseos y necesidades para encausar todo ello y darles propósito y satisfacción en Cristo. En mis años como profesor de niños entre los 3 y los 11 años pude confirmar que ellos siempre comunican qué piensan y sienten si hay alguien dispuesto a escuchar.
Abandonarlos a que ellos se pongan al servicio de sus instintos, deseos y necesidades es dejar que produzcan pensamientos equivocados sobre la vida, sobre Dios, la familia, la iglesia, sobre las relaciones (otras personas) y, claro, sobre ellos mismos.
He aquí una realidad que nos duele reconocer: el pecado corrompe el precioso corazón de los niños. Nos duele experimentarlo pero todos estamos expuestos a ello; incluso tus preciosos hijos y los míos. Nosotros mismos cuando fuimos niños fuimos tentados e hicimos lo malo. La diferencia la hace la guía, nuestra guía.
La niñez necesita de sus padres, familia e iglesia ahí ayudándoles a:
El pecado está en nuestra naturaleza humana. Si un niño enfrenta la violencia en su casa, con su familia, en su ambiente, probablemente lo llevará a su escuela y molestará a otros. Y a su vez, el niño que sufre el acoso no podrá manejarlo adecuadamente y presentará en casos extremos depresión o cometerá actos violentos. Cuando unos niños y otros no son ayudados de las maneras descritas u otras que no haya mencionado, el pecado en ellos los llevará a responder equivocadamente. Es lógico.
A ello sumemos la facilidad para acceder a armas de fuego ––como para que un niño obtenga dos––, el problema no atendido del acoso escolar y el normalizado clima de violencia en México (y el mundo) en el que el crimen, el asesinato y el odio llegan a ser glorificados hasta en contenidos de entretenimiento. Esto no es causa, aclaro, pero es un facilitador cuando lo anteriormente expuesto es inexistente.
No hay que pensarle mucho: si estamos bien como papás, familias e iglesias podremos ayudar a los niños y a quien lo requiera.
Revisar el corazón de nuestra niñez implica necesariamente revisar nuestras vidas. ¡Vaya! Todos fuimos niños. Cuántas cosas negativas experimentamos que, sin la guía necesaria y el amor de nuestros padres, nos habrían llevado a tomar malas decisiones y algunas de ellas no tendrán vuelta atrás. Si esperamos que los pequeños se abran con nosotros también nosotros debemos abrirnos con otros para recibir la ayuda necesaria.
Para revisarnos y ayudar a otros a hacerlo podemos seguir los puntos expuestos en el subtítulo anterior y, con ayuda de la Biblia, tomaremos las decisiones necesarias. Si no eres cristiano y estás leyendo esto, digo la Biblia porque en ella encontramos el diagnóstico más cierto y claro de los problemas de nuestra humanidad: el de Dios, quien nos hizo.
Como suele ocurrir en estos casos, ya hay quienes piden que las escuelas den educación emocional. ¿Y qué van a dar? ¿Sabemos? ¿Lo aprobarías? Pero sabemos qué necesita el niño y qué necesitamos todos. ¿Qué dice el texto? Instruye al niño en que sepa quién es él, quién es Dios y qué dice, qué quiere, qué ha hecho, qué hará, a qué nos llama. Mira lo que significa:
1Elige una buena reputación sobre las muchas riquezas; ser tenido en gran estima es mejor que la plata o el oro.
Proverbios 22 (NTV)
2 El rico y el pobre tienen esto en común: a ambos los hizo el Señor.
3 El prudente se anticipa al peligro y toma precauciones. El simplón avanza a ciegas y sufre las consecuencias.
4 La verdadera humildad y el temor del Señor conducen a riquezas, a honor y a una larga vida.
5 Los corruptos van por un camino espinoso y traicionero; el que aprecie la vida lo evitará.
6 Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán.
7 Así como el rico gobierna al pobre, el que pide prestado es sirviente del que presta.
8 Los que siembran injusticia cosecharán desgracia, y su régimen de terror se acabará.
9 Benditos son los generosos, porque alimentan a los pobres.
10 Echa fuera al burlón, y también se acabarán las peleas. Los pleitos y los insultos desaparecerán.
11 El que ama la pureza del corazón y habla con gracia tendrá al rey como amigo.
12 El Señor preserva a los que tienen conocimiento, pero arruina los planes de los traicioneros.
13 El perezoso afirma: «¡Hay un león allí afuera! ¡Si salgo, me puede matar!».
14 La boca de la mujer inmoral es una trampa peligrosa; los que provoquen el enojo del Señor caerán en ella.
15 El corazón del muchacho está lleno de necedad, pero la disciplina física la alejará de él.
16 La persona que saca ventaja oprimiendo al pobre, o llenando de regalos al rico, terminará en la pobreza.
Eso es el camino correcto y el niño necesita ser dirigido por él. Pero, ¿qué significa? ¿Llevarlo todos los domingos al edificio donde la iglesia se reúne? Es algo bueno, mas esta dirección de la que habla Dios se ejercita diaria y constantemente, a través del ejemplo y verbalmente.
Es eso lo que capacita al niño para vivir. Estar bien capacitados hoy día significa únicamente ir a la escuela a aprender. Dios nos capacita realmente para Ser humanos y los papás son su instrumento. De esta manera será una persona madura espiritualmente y podrá encausar sus pensamientos y emociones correctamente.
Un grave problema es que los papás y la familia se definan como cristianos y no sean maduros espiritualmente infligiéndose dolor y violencia entre ellos y a otros. La madurez espiritual es la meta del cristiano y eso se oye cuando otros lo escuchan hablar y se ve en su comportamiento. Aquí entra la iglesia local, ayudando a las personas a llegar a esa meta.
Termino con lo siguiente: lo peor que nos puede pasar como papás, familia o iglesia es que ignoremos esta realidad que afecta a la niñez, no solo porque no lo sepamos, sino porque no lo queramos ver.
Hoy, mañana o en 50 años serán manifestadas las consecuencias de que un niño fue abandonado, con o sin papás, para ser víctima de sí mismo. Ayer uno de 11 consiguió pistolas y asesinó; hoy uno de 20 abandonará a sus hijos, los matará en el vientre, robará, mentirá compulsivamente, sufrirá la adicción al sexo, la pornografía, el alcohol o las drogas; y mañana otro de 50 hará fraude, engañará a su cónyuge, violará a una mujer o a un niño; todos, por su esclavitud a sus deseos, instintos y necesidades.
Efraín Ocampo está casado con Paola Rojo, es consejero bíblico y fundó junto con su esposa la organización sin fines de lucro Restaura Ministerios para ayudar a toda persona e iglesia a reconciliarse con Dios y con su prójimo. Es autor del éxito de librería “La Iglesia Útil”, entre otros libros.