Apolos: la humildad contrarresta la competencia
Apolos enseña cómo impulsar la colaboración en vez de la competencia. (más…)
Nuestro deficiente evangelismo tiene graves consecuencias en nuestra vida. En mi experiencia como Consejero Bíblico he visto una constante: gente que dice creer en Jesucristo y en lo que dice la Biblia, pero continúa llevando una vida de pecado prácticamente como antes (a veces peor) de conocer el evangelio y haber creído.
De hecho, esta realidad había sido comprobada primeramente en mí mismo. Yo viví así por años, mas las respuestas a mi ausencia de cambio las encontré en la Palabra.
La mayoría pensamos que por hacer una oración para “recibir a Jesús en mi corazón”, habernos bautizado, comenzar a congregarnos en la iglesia y llevar a cabo diversas actividades espirituales ya somos cristianos o hijos de Dios. Esto es falso.
La Biblia dice que somos esclavos de aquel a quien obedecemos, sea al pecado para muerte o a Dios para vida (Romanos 6:16). Todos hemos sido llamados a libertad en Cristo por ser esclavos al pecado, no para tener un pretexto para seguir pecando, sino para usarla para servir a Dios y a otros (Gálatas 5:13). Por eso Jesucristo dijo que la libertad se obtiene por conocer la verdad, que es su palabra, y permaneciendo en ella, es decir, viviendo según la verdad (Juan 8:31-32). No son mis parámetros, lo que creo o siento que es mejor, son los parámetros de Dios y lo que dice que es bueno o es malo.
Jesús murió para recibir el castigo que debíamos sufrir por nuestro pecado, pero esto es únicamente válido para quien se ha arrepentido. Significa que quien ha dejado de practicar sus maldades será justificado ante Dios y llamado su hijo. Mira lo que dice Juan:
4 Todo aquel que comete pecado, quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley. 5 Y ustedes saben que él apareció para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado. 6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no lo ha visto, ni lo ha conocido. 7 Hijitos, que nadie los engañe, el que hace justicia es justo, así como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto se ha manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios. 1 Juan 3 (RVC)
Y en el versículo 3 nos da la clave. Quien tiene la esperanza de ser hecho hijo de Dios para ver a Cristo tal cual, este se purifica a sí mismo para ser puro como Cristo (1 Juan 3:1-3).
Ok, ahora que has comprendido tu realidad espiritual, la verdadera pregunta es: ¿y qué hago? Lo que la Biblia dice que todos debemos hacer:
¿No crees que honra más a Jesús evitar el pecado que vas a cometer que pensar en pedirle perdón por ese mismo pecado que cometerás? Permite que Dios haga la parte que tú no puedes por ser esclavo de tu pecado, y así él te hará libre. Es su poder el que te transformará, no tus buenas intenciones o tu fuerza de voluntad. Es su poder el que te libra del poder del pecado para no volver a practicarlo, no solamente de las consecuencias eternas. ¡Ten ánimo! Dios perfeccionará la obra que ha empezado en ti (Filipenses 1:6).