El divorcio es diferente si se trata de un creyente o de un no creyente.

Ya hemos escrito sobre una pareja de cristianos que han hablado del divorcio debido a que ambos lo desean, pero en esta ocasión quiero centrarme en el caso cuando uno de los dos insiste en el divorcio y el otro se niega.

Es cierto, sabemos que quienes realmente creen al Evangelio harán todo lo necesario para restaurar su relación y no verán la separación como la solución a sus problemas. Sin embargo, puede darse el caso de que el cónyuge que quiere el divorcio, creyente o no, procure finalizar el pacto que hizo con la pareja y con Dios. Es algo que Jesús y el apóstol Pablo previeron y la iglesia no debe descartar la posibilidad.

Caso 1. Cuando el cónyuge es cristiano y quiere el divorcio

Las razones para que uno ya no desee estar con el otro pueden ser muchas y es difícil imaginar la situación. La iglesia debe mirar a cada persona, a cada pareja, a cada caso con misericordia, mientras cuida de los dos y los orienta. El problema no es si se divorcian o no. El verdadero problema es cómo está la comunión con Dios de cada uno. ¿Adoran a Dios en lo personal? ¿En qué fundamentan sus decisiones? ¿Sus mentes son guiadas por lo que Dios ha dicho o sus pensamientos son dominados por sus emociones? ¿La vida de alguno peligra?

Son diversas las preguntas que debemos hacernos. No se trata de prohibir el divorcio (legalismo) ni de alentarlo con ligereza (libertinaje), generalmente, en ambos casos sin conocer la situación. La prioridad es que cada uno deje de pecar contra Dios y contra el otro. Normalmente, cuando cada cónyuge se enfoca en ello se arrepienten y renuevan sus votos ante Dios y entre ellos mismos.

10 Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. 1 Corintios 7

El Padre diseñó el pacto matrimonial como una promesa entre el hombre, la mujer y Dios. Esto hace sagrado a este compromiso. Además, cuando se habla de cónyuges que pecan contra el otro y contra Dios hay que tener en mente el evangelio. Por ejemplo: cuando ofendemos a Dios sabemos que él nos perdona si confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos, sea cual sea el pecado y él nos restaura, pero nosotros, en lugar de imitar al Padre, anteponemos el orgullo y nos negamos a restaurar nuestra relación haciéndonos más que Dios. Permitimos que los problemas crezcan y luego son muy difíciles de superar.

Hay momentos en los que los cónyuges se hacen tanto daño que no pueden o no quieren vivir juntos. Cuando sea necesario es preferible la separación física, con tal de que no adulteren, para darse tiempo de ser restaurados personalmente. Lee más sobre el tema del divorcio entre creyentes aquí.

No debemos olvidar que el divorciado creyente está en un dilema: no está dispuesto a vivir más con su cónyuge, pero tampoco puede unirse a otra persona si se divorcia. ¿No es mejor la reconciliación echando mano del amor, la gracia y el perdón recibido en Cristo? El problema es no haber honrado el Pacto Matrimonial haciendo lo bueno y lo justo ante Dios, entonces, la solución será honrar el Pacto hecho con Dios y con el cónyuge, amando al otro como Cristo nos ama. Debemos tratar al cónyuge de la misma manera en la que Dios trata con nosotros. La reconciliación siempre es la mejor solución para el cristiano.

Caso 2. Cuando el cónyuge no es cristiano

El apóstol Pablo repite en 1 Corintios 7:12-16 una enseñanza del Señor que podemos leer en Mateo 19:9. Pablo pide al creyente no abandonar al no creyente para que Dios lo alcance para salvación, pero cuando el cónyuge no creyente pide el divorcio no es necesaria la restauración del matrimonio ni tampoco guardar el mandamiento de quedarse sin casar. Es un acto misericordioso de Dios para sus hijos en este caso, dándoles la oportunidad de rehacer su vida.

El creyente no deberá solicitar el divorcio, y mientras estén casados deberá hacer lo posible para amar a su cónyuge, perdonar sus ofensas y compartirle el evangelio para que conozca a Dios y le obedezca. Es para bien de ambos. El creyente siempre es responsable de honrar el matrimonio y vivir de acuerdo con el Evangelio. Si la vida del creyente peligra o vive bajo alguna forma de abuso la opción es acudir ante las autoridades y que ellas se encarguen.

Cuando es permitido el divorcio

Jesús dijo que la fornicación es la única salvedad para que casarse luego de la separación no sea un pecado. El término griego para fornicación hace alusión a la práctica del sexo fuera del matrimonio pero también a cualquier tipo de perversión sexual (cualquier uso de la sexualidad que no es el ideado por Dios), y también se refiere a la infidelidad espiritualalguien que rechaza a Dios–. En otras palabras, podría tratarse de un creyente casado con un no creyente (1 Corintios 7).

En el tiempo en el que la primera carta a los Corintios fue escrita la razón por la que la gran mayoría de los que se encontraba en la situación en la que uno era creyente y el otro no, era porque uno se había convertido al Señor estando casado. No es como ahora que tantos creyentes se casan con no creyentes. En el caso que plantea Pablo, y el mismo Jesús, el Señor libera al creyente de la carga si el no creyente se divorcia el creyente y le da la oportunidad de casarse nuevamente para que lo haga con un creyente.

Significa que el Señor comprende los sufrimientos del creyente casado con un no creyente y que como Padre compasivo permite a sus hijos aceptar la solicitud de los incrédulos de divorciarse. En ese caso, el creyente puede casarse de nuevo sin adulterar. 

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Efraín Ocampo es consejero cristiano, escritor, ex periodista y fundó junto con su esposa Paola Rojo la organización sin fines de lucro Restaura Ministerios para ayudar a toda persona a reconciliarse con Dios y con su prójimo.

9 Comments

    1. Efraín Ocampo

      Cualquiera se puede divorciar, sean cristianos o no, pero ese no es el plan de Dios para el matrimonio. La Biblia siempre nos anima a restaurar la relación con el cónyuge haciendo a un lado el pecado que ambos estén practicando, el cual es la razón de sus problemas. Si definitivamente no hay voluntad para la restauración, el divorcio es posible, pero el Señor Jesús enseñó que si se divorcian deben reconciliarse o quedarse sin casar para no adulterar (Mateo 19:9) porque Dios instituyó el matrimonio para que hombre y mujer sean una sola carne. No creer en el plan de Dios para el ser humano y para los esposos no eximirá a nadie de dar cuentas ante el Padre. Saludos.

  1. Jose miguel

    Si realmente decimos ser cristianos no pensamos ni debemos divorsiarnos solo si somos versaderos cristianos , En alguna parte de la biblia encontre que Cristo se divorsiara de au Iglesia, pero si encontre como Cristo lucho por la restauracion de su esposa , pero no la abandono ni la desaucio. Hoy en dia pensamos como mundanos y decimos ser cristianos …..

    1. Efraín Ocampo

      Es correcto José Miguel. Aquí no estamos animando a la gente a divorciarse, los animamos a ser restaurados en el caso de los matrimonios entre creyentes. El caso de los que se casaron como no creyentes y uno se convirtió no es exactamente lo mismo, según la Biblia, como lo hemos expuesto aquí. De cualquier manera el objetivo es que ambos lleguen a poner su fe en Cristo y permanezcan unidos toda su vida. Gracias por comentar. 

  2. Hija de Dios

    Que pasa en un caso como el mio casada por la iglesia y el civil ambos cristianos al casarnls, mi dsposo descarriado y yo en el evangelio, el me dejo, no quiere estar ya conmigo y esta viviendo su vida. Yo no puedo obligarlo a volver porque no quiere, no nos hemos divorciado porque no tenemos dinero ahora mismo. Entonces que hago?

    1. Efraín Ocampo

      Gracias por escribir. El consejo bíblico para usted es 1 Corintios 7, muy especialmente los versículos 10-16. Que el Señor la fortalezca y le dé sabiduría, que la llene de su Espíritu y la bendiga.

  3. Milena

    Ambos empezamos a asistir a la iglesia y nos convertimos en cristianos nos casamos pero antes vivimos 5 años sin la bendicion de Dios despues de ocho meses el se fue de la casa y dice infinidad de cosas intentando culparme de la separacion de igual manera vive en otro sitio y por si fuera poco riene amante entonces yo como sigo siendo seguidora de cristo no debo comenzar mi divorcio sino esperar que sea el quien lo haga?

    1. Efraín Ocampo

      Le animo, como hija de Dios, que ore porque el Señor aflija el corazón de su esposo para que se reconcilie con él y así pueda restaurar su matrimonio. Es necesario pensar en agradar a Dios antes que pensar solo en la conveniencia propia. Dios le bendiga.

  4. José Luis Sola

    Soy cristiano estoy pasando esa situación dónde mi esposa me pide el divorcio,pensé que estaba batallando en vano ya que sigo a su lado para aconsejarla y que pueda abrir su corazón a Dios darle una oportunidad en su vida también he estado orando día y noche para que cambie no sé si estoy haciendo lo correcto solo les pido oración a los que creen en Dios gracias

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