Al amar al otro, nos amamos
Si piensas que con amarte a ti es suficiente, te equivocas. Amar a otros, es amarte. (más…)
Esto hizo Dios para detener la espiral de la violencia.
Hay muchos que no quieren ni pueden honrar a su madre, menos podrían celebrar el Día de la Madre o el Día del Padre. Algunos les dan la razón; otros, culpan a los padres. ¿Qué hacer?
Detrás de esa negativa hay historias de dolor. Normalmente, se dice que debemos huir del dolor y de la gente que lo provoca. Esto que parece correcto va creando un pensamiento de vivir a la defensiva, viendo como amenaza a los demás y, silenciosamente, subiéndonos a un pedestal de superioridad moral. Los otros son malos, tóxicos, te roban la paz, y nosotros somos los buenos.
Me escriben tantos y tantos diciéndome cómo sus padres y madres han sido malos con ellos y no puedo más que darles la razón. Tienen muchas razones para odiarlos. –¿Qué se hace en estos casos”, me preguntan, y mi respuesta siempre es: hónralos.
Es lo que Dios pide. ¿Querrá que suframos más? Al contrario, lo hace porque quiere nuestra sanidad. Aferrarnos al pasado, enferma. Aferrarnos al dolor, enferma. Aferrarnos al resentimiento, enferma. Aferrarnos al odio y al orgullo, enferma. Para honrar a un progenitor que fue malo se requiere madurez, sanidad y libertad, y es precisamente lo que este hijo o hija heridos requieren.
La honra a los padres beneficia a los hijos. La honra a los padres es justa por ser sus padres y no depende de su desempeño. ¿Es una carta abierta a ser malos padres? De ninguna manera. Es la solución de Dios para detener la espiral de la violencia que toca a la siguiente generación y a la que le sigue. La honra a los padres trae paz cuando se tienen todas las razones para hacer la guerra y, la guerra, solo trae más dolor.
Finalmente, para Dios la fe es algo personal. No puedes creer que Dios te perdonó cuando fuiste su enemigo y no perdonar al que te ofendió. No puedes creer que Dios te amó cuando le habías rechazado y no amar a quien te rechaza. No puedes justificar que no cumples con tu responsabilidad de honrar a tus padres porque ellos fueron malos. Ellos darán cuentas por ellos mismos y tú darás cuentas por ti.