Cómo saber si tengo ceguera espiritual – Reflexiones pastorales
El problema de la ceguera espiritual es que "no se ve". (más…)
Más ateísmo, suicidios, homicidios y más divorcios; menos matrimonios.
Si lo prefieres, escucha el podcast Consejos Divinos con esta temática. Busca el Episodio 16 de la T2 y reprodúcelo en tu aplicación favorita.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de México divulgó los datos del Censo 2020. ¿No vives aquí? Esto te va a interesar y te animo a revisar las estadísticas de tu país. Voy a presentarte información relevante para la iglesia cristiana sin importar dónde esté. Seguramente te llevará a pensar en retos y oportunidades para tu iglesia local. Sospecho que lo que está pasando en mi país también ocurre en el tuyo. Déjame un comentario y hazme saber si es así o no.
Este artículo lo escribo con la esperanza de contrarrestar una tendencia en la iglesia local de hoy: procura ignorar los problemas y necesidades de las personas para ofrecerles una solución espiritual ––supuestamente–– que consiste en enrolar al creyente en un activismo que le distrae, entretiene o adormece pero que no sana, no restaura, no da esperanza, no da consuelo, no comparte vida, no reintegra, no restituye, no dignifica, no transforma, no salva.
La solución verdaderamente espiritual, en cambio, es definitiva porque toca todas las áreas de la vida, no solo la que podríamos llamar religiosa. Lo diré en el español más claro que puedo: le pedimos al nuevo (y viejo) creyente que cumpla con las cosas que le pedimos, muchas veces ignorando sus circunstancias y necesidades. Le exigimos que se reúna con nosotros y participe en nuestras actividades sin interesarnos en su vida, matrimonio, familia para orientarle, consolarle, capacitarle.
Por el contrario, un iglesia útil a Dios y al prójimo conoce la comunidad donde ha sido puesta, comenzando por los propios miembros de la congregación. La información que presento nos alerta acerca de los problemas que en nuestra iglesia local nuestros hermanos ya sufren, y por supuesto, fuera de ella.
La iglesia conectada con el mundo no es la que imita lo que ve, sino la que sabe que estamos en el mundo, pero no somos del mundo; la que imita el ejemplo del samaritano, la que tiene la actitud del publicano, la que confronta a quienes tienen las piedras en las manos listas para arrojarlas, la que alivia el sufrimiento y comparte el pan de vida… y el material.
Según el Censo 2020 la cantidad de gente sin religión casi se duplicó en 10 años y ahora son 8.1 por ciento de la población o poco más de 10 millones. ¿Los sin religión son ateos? Sospecho que muchos de ellos sí. Hay un grupo que se dice creyente pero que no pertenece a ningún grupo de religión organizada (2.5 por ciento). Tiene sentido que menos tengan religión. La cifra de los que profesan una distinta al catolicismo y al cristianismo evangélico ha decrecido para ser apenas alrededor de 250 mil personas en todo el país, cuando 10 años atrás eran poco más de 3 millones.
Esto coincide con que más gente abandona el catolicismo, 5 por ciento menos que la década anterior. Es importante, pues solo una persona muy convencida de dejar de profesar el romanismo lo informa, pues muchos no están convencidos pero no lo abandonan por tradición familiar. Los que dijeron ser protestantes / cristianos evangélicos pasaron de ser 7.5 por ciento de la población a 11.2, para un total de 14 millones. Es la única religión (como los cataloga el Inegi) en crecimiento en México.
¿Eso es bueno? Depende. Si nuestro objetivo es ser más numéricamente hablando, y nada más, ––y ese es el principal objetivo de muchas iglesias cristianas–– estaremos repitiendo el fenómeno del catolicismo y en el mediano o largo plazo la gente se irá así como llegó. Conozco a muchísimos que han abandonado la fe en la que crecieron. Es cierto que por el crecimiento de la maldad, aun dentro de las iglesias, el amor de muchos se enfriará. Por otro lado, si hacemos discípulos de Jesús en serio no estaremos haciendo simpatizantes en serie.
Aunque disminuyó la adhesión a religiones como el islamismo, el judaísmo, el espiritualismo, las prehispánicas y otras yo veo que más personas confeccionan una religión a su medida; una combinación según sus gustos y conveniencia. Eso hace preguntarme cuántos de esos 14 millones de cristianos practican sincretismo con filosofías, ideologías y hasta religiones. Yo conozco a muchos.
Cada vez es más común conocer gente sin religión porque prefiere cultivar lo que llaman “espiritualidad”. Es personal, no comunitaria, y está alejada de las religiones organizadas. Algunos de ellos dicen creer en Jesús y hasta seguirlo. Su pensamiento está influenciado por las religiones orientales como el budismo. No es casualidad que es una religión atea que hace del creyente su propio dios. Este comportamiento no entra fácilmente en estadísticas.
Los suicidios siguen incrementándose cada año. Los hombres se suicidan 5 veces más que las mujeres. CDMX, Jalisco y Guanajuato encabezan los estados donde hay más fallecimientos por esta causa. Cada vez se tiene conocimiento de más casos en las iglesias y ese hecho debería alertarnos.
¿Cómo nos estamos capacitando en lo espiritual y en el dominio de disciplinas y técnicas para aliviar el sufrimiento, dar consuelo, sanidad y esperanza a quienes consideran cometer este terrible acto contra sí mismos y contra Dios? ¿Cómo acompañamos a las familias de quienes se suicidaron? ¿Qué pensamos hacer al respecto?
La cifra de los asesinatos se mantuvo de 2018 a 2019. Matan 11 veces más hombres que a mujeres. Muchos son los estados donde están quitándoles la vida por miles: Guanajuato, CDMX, Chihuahua, Baja California, Jalisco y Michoacán.
¿Qué hacemos para denunciar las injusticias, enfrentar el sufrimiento, dar consuelo y acompañar a las familias de las víctimas de homicidio? ¿Qué diferencia hacemos o podríamos hacer para reconstruir el tejido social, para sanar nuestras comunidades y cambiar sus dinámicas pecaminosas y destructivas?
La tristísima tendencia que estalló desde 2000 de menos matrimonios y más divorcios ––de los pocos matrimonios que hay–– continúa 20 años después. Hay casi 32 separaciones por cada 100 enlaces.
Por supuesto, ¿de qué sirve que haya más casados si viven un infierno, si hay violencia hacia la mujer, el hombre o los hijos o si solo están juntos para maldecirse y dañarse? Eso se pregunta el mundo y por eso tantos consideran razonable el divorcio. Ante ello muchos han salido a defender el matrimonio, pero defenderlo no es presionar a la gente a permanecer casada a pesar de su infierno, sino enseñarles y ayudarles a saber cómo se manifiesta el carácter de Dios en los esposos al honrar el Pacto Matrimonial, al vivir de tal manera que Cristo brille en el amor que practican los cónyuges entre sí y que otros deseen tener un matrimonio así.
¿Tenemos relaciones imperfectas en las que la gracia, el amor y la verdad tienen un lugar? ¿Enseñamos a otros acerca del matrimonio? ¿Nos despojamos de filosofías y prácticas que imitamos de los que no temen a Dios? ¿Restauramos, aconsejamos y acompañamos? Mira las siguientes gráficas y compara la tendencia a la baja de los Matrimonios y al alza de los Divorcios durante los últimos 20 años.
Comentemos esta información en nuestras iglesias y pensemos en formas creativas, amorosas y compasivas para hacer frente a estos desafíos que la iglesia mexicana tiene por delante, aunque sospecho que son los mismos retos de otras iglesias en el mundo Occidental.