Jesús nos sorprende hoy tanto como a ellos hace dos mil años.

Jesús nos sorprende hoy tanto como a ellos hace dos mil años.
Un corazón endurecido provoca que no sintamos dolor por ofender a Dios.
Las disciplinas espirituales son inútiles si no hay examinación personal.
Recordar la Reforma no es tradición, es un ejercicio de autocrítica.